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CARTA TE ESCRIBO Martín Martínez

Martín Villa, dixit

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León

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Querido hermano: Sobre las elecciones que ya están a toda «botella», hablaremos; no te precipites que las cosas requieren su tiempo, como los nabos, y todo se andará.. Mientras se van aclarando las posturas, postulados y variaciones sobre el mismo tema en torno al embalse del Duerna, el cual tendrá mucha cola aunque sea pequeño, te iré contando. Tuvimos el homenaje a Martín Fuertes; quiso el Alcalde que fuera en el Salón de Sesiones, por aquello del simbolismo del Concejo y los trabajos que José Antonio dejó sobre nuestra ciudad. Amigos de Astorga y compañeros de la Universidad leonesa estuvieron para arropar a Imelda, su viuda. Pues mira hermano, creo que nunca me había ocurrido, pero allí, en dos ocasiones me di cuenta, se me quebró la voz; el recuerdo era más fuertes que la voluntad. Goyita, Cesar y Juanjo, que cerró el acto con la entrega de una bella placa recordatoria a Imelda, estuvieron en su punto. Cesar nos abrió el camino, a los astorganos, al solicitar de la Corporación que se tuviera en cuenta a José Antonio para cuando se proceda a la nominación de nuevas calles en la ciudad; el Alcalde recogió el guante, y hay que decir que bien merecida se la tiene, de lo que hablaremos algún día, no lejano. Te contaré, hermano, de la satisfacción de este fin de semana. El sábado, en un plis plas, desapareció del Melgar aquel caseto, tendejón, galpón o cochera que desde los años 50 ó 60 del pasado siglo campeaba como un insulto a la parte más noble de nuestras murallas. El empeño del Juanjo de recuperar el Melgar, como espacio público viene desde aquel contubernio que se fraguó al ser elegido alcalde Recaredo Bautista. Fíjate si han pasado años hasta cristalizar en esta tercera fase de adquisición de terrenos. Sin embargo, todavía quedan dos parcelas, las más difíciles de roer, por lo que hay que dar tiempo al tiempo. Bien sabes, querido, que sigo sin entender esos estaribeles metálicos del parque y la demasía de arbolado que tapará, en su día, la mejor vista del patrimonio cultural y turístico de la ciudad; pero eso tendrá arreglo cuando el arbolado se sobrepase, que lo importante es ir consiguiendo los terrenos, aunque sea a cuentagotas. Te sigo contando. La sorpresa, el alucine que uno puede agarrar, cuando se repasan las declaraciones que hacen nuestros políticos, o aquellos que lo fueron, es de tiempo de setas alucinógenas.. Resulta que los de la Casa de León, en Madrid, andan con lo del cincuentenario de la misma. Cándido, un agílibus de tomo y lomo, organiza diferentes charlas y encuentros; de manera que, en uno de ellos intervino hace unos días Martín Villa. Sí, ese leonés que ha batido la marca de estar subido en coche oficial, que hace poco dejó de ser el jefe del alumbrado nacional, y que todavía funciona como miembro de varios consejos de administración, de los de pocas reuniones y buenas pagas. Martín Villa que nos la metió doblada, a los leoneses, cuando nos emjambró con Castilla la Vieja en el desgraciado estado de las autonomías. Pues bien, si echas una mirada retrospectiva a la labor que este ínclito paramés realizó a favor de la provincia leonesa en sus muchos años de vida pública, puedes sufrir un fuerte rechinar de dientes, mandarlo a los avernos, y condenarlo de por vida a rebajar las faldas del Teleno; sería lo más benigno. Pues él, participante en una de esas mesas, foro, simposio o lo que haya sido, más fresco que una lechuga regada con agua del Luna, y según el entrecomillado del periodista que recogió la información, Martín Villa dixit: que «él y su generación merecen un sobresaliente holgado, por su trabajo a favor de León». Y los leoneses, tontos sin remedio, nos lo creemos; suspenso absoluto. Todavía recuerdo al general Prieto, el de las patatas del 77. Claro que entonces había sindicatos agrarios. Me dicen que aún existen, con los mismos dirigentes.

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