«Me miraban como a una loca»

Inés Velasco es, aunque no le gusta que se lo digan, una pionera en la explotación de vacuno de leche en su localidad, La Aldea de Puente. Como en otras muchas familias, Inés optó por seguir con el negocio familiar. «Me cansé de opositar para nada, de no conseguir ninguna plaza y estar años y años estudiando sin saber qué iba a ser de mi futuro». Harta de esta situación, cogió las riendas de la explotación en agosto de 2001 (curiosamente) de manos de su madre, que era la que cuidaba de las 50 vacas lecheras. De madre a hija, lo más extraño en el campo, un mundo dominado claramente por el hombre. Una explotación que ha cambiado mucho desde que su madre manejaba las vacas. «Antes no había nada de estabulación, ni tanta maquinaria y era ella la que ordeñaba a mano. Ahora la maquinaria la llevo yo. la tecnología lo ha ocupado todo y requiere una gran inversión, entre 100.000 y 120.000 euros», señala Inés. La integración a este mundo tan jerarquizado y tan claramente marcado no fue fácil. «Todo el mundo me decía que estaba loca, que cómo iba a llevar una mujer de 28 años una cabaña de vacas como ésta», comenta Inés. Sin embargo, las opiniones de los demás, no es lo que más importa a esta mujer, sino los vaivenes que está dando el sector lácteo, donde los precios están por los suelos. «A mí lo que me preocupa realmente es el mercado. A eso sí que le tengo miedo, a que nos bajen más los precios y nos quedemos en la miseria». Ahora los precios de la leche oscilan entre 0,20 euros y los 0,25 euros unas cantidades que «productores pequeños como yo no podemos hacer nada al respecto». Además, al entrada de nuevos y jóvenes ganaderos es muy complicada, sobre todo en el vacuno, «aunque no tanto en el caprino. Si tienen una base de algo, una explotación heredada o un cupo, no hay ningún problema. Pero entrar así, sin más... es prácticamente imposible».