La vía se llamó de La Madera por albergar el mercado de este material
Padre Miguélez (I)
Apenas a un paso de la emblemática plaza Mayor, el mentidero por antonomasia de la ciudad, se localiza esta calle nominada desde el 1 de enero de 1914 en honor al Padre Miguélez, aunque fue conocida durante siglos como calle de La Madera. Así figura el nombre del ilustre religioso agustino nacido en La Bañeza, bien reflejado en las placas tanto antiguas como modernas que señalizan nuestra vía protagonista. Una arteria, por cierto, comercial y vivaracha, que presenta una instantánea social plena de animación y vida. La calle, peatonal y dispuesta en ligero descenso al menos en su primer tramo, discurre entre la castiza calle del Reloj y la plaza que recuerda al insigne Obispo Alcolea. Se trata, en definitiva, de una de las encrucijadas más nobles y señeras de la ciudad, cuyo trazado acoge referencias tan importantes como el Teatro Pérez Alonso, la Biblioteca Municipal o la conocida desde antaño como casa de la Herrería, enriquecida por un escudo labrado en piedra que testimonia otros tiempos antiguos y soberanos. Antes de entrar en más detalles sobre su esceneografía actual, conviene echar un vistazo al pasado, a lo que fue la calle de La Madera en época medieval. Y para ello contamos con la decisiva colaboración del erudito Padre Albano, buen conocedor de los entresijos históricos bañezanos. Según sus documentados estudios, en este enclave tenía lugar el mercado de la madera, de ahí su denominación tradicional, vendiéndose y comprándose tablas, puertas, ventanas y otros materiales que se utilizaban habitualmente para la construcción, allá por los siglos XVI y XVII. Pero su enorme relevancia social se debió a que la calle acogía el Pósito, la casa de Carnicerías y la cárcel Pública. Por Carta Real firmada en Burgos el 20 de agosto de 1606, el monarca Felipe III autorizaba al Concejo de La Bañeza a sacar un censo para la compra de trigo que sería traído al Pósito de la calle de La Madera. Antiguos cronistas locales como Marcos Segovia afirman que existió una cartela, del año 1671, donde se especificaba que la obra del Pósito se realizó siendo corregidor don Alfonso Miguélez. A su lado se erigía la casa de Carnicerías, ya citada documentalmente entre los años 1580 y 1585. A modo de curiosidad, conocemos que se pagaba al arrendador la cantidad de trece maravedíes por cada vaca y veinte por oveja o carnero. El edificio primitivo debía estar muy deteriorado, pues a mediados del siglo XVII, siendo corregidor don Pedro Rodríguez Alfonso, se acometió la construcción de una nueva casa de Carnicerías.