Cientos de personas acudieron al entierro de los dos jóvenes fallecidos

Las primeras secuencias de dolor se produjeron ayer cuando los féretros fueron sacados del tanatorio de La Robla para ser trasladados hasta la iglesia de San Roque en procesión. Allí, la familia y los amigos de los dos jóvenes fallecidos rompieron a llorar ante la imagen del ataud. Al llegar los cuatro coches fúnebres, adornados con decenas de coronas y ramos de flores, que encabezaban el cortejo fúnebre hasta la iglesia, se vivieron escenas de tremendo dolor y consternación, no solo por parte de los familiares sino también por parte de los propios amigos y compañeros que asistieron al sepelio. Todos ellos intentaron arropar de alguna manera a los familiares de las víctimas para así solidarizarse con ellos en unos momentos tan difíciles. Tras el acto litúrgico, los jóvenes fueron enterrados. Panteón familiar Por un lado, el cuerpo sin vida de Javier Rodríguez Juárez de 30 años de edad, fue enterrado en el panteón familiar en La Pola de Gordón, mientras que su novia Aloha, de 24 años de edad, recibió sepultura en el cementerio municipal de La Robla. En ambos cementerios, se vivieron grandes escenas de dolor ante el enterramiento de los dos jóvenes roblanos, que eran muy conocidos en la localidad y en toda la comarca y que han resultado víctimas de un trágico accidente de circulación en el que no pudieron salvar sus vidas. En el mismo también resultó muerto un hombre que también había vivido durante mucho tiempo en La Robla.