«He seguido con coherencia la línea que el PP marcó en la campaña electoral de 1999»

-¿Será mañana, cuando pierda la Alcaldía, el día más triste de su carrera política? -No. Para mí el peor día fue el que vi cómo los intereses de la ciudad se sometían a los del presidente provincial del PP. Y esa jornada se da la mano con el pleno en el que votamos lo contrario a lo que habíamos decidido el grupo de concejales del PP, por directrices de la UPL. -¿No hubiera sido más honroso para usted haber dejado clara su oposición al pacto PP-UPL antes de que firmara? -Antes de firmar el documento, ese mismo día, conseguí que el presidente del PP se comprometiera a explicar a los afiliados las razones del pacto, promesa que no cumplió. Pero entonces yo creía en mi presidente. -¿Es verdad que el pacto con la UPL lo pidió Antonio Fernández Calvo para recuperar la Alcaldía y, una vez allí, darle la patada a la UPL? -Puede ser. Pero no se trata de eso, sino de denunciar las irregularidades de la gestión de la UPL en el Ayuntamiento. Particularmente, me enorgullezco de haber tenido la valentía de poner en conocimiento de la Justicia el caso del Matadero y el de las piscinas. -¿No se da cuenta de que todos sus esfuerzos serán vanos si, tras las próximas elecciones, el PP y la UPL vuelven a pactar? -Para que ocurra esto, primero tienen que sumar entre los dos la mayoría absoluta. Lo que tengo claro es que yo me presenté a las elecciones de 1999 con una línea política muy concreta, que he seguido con coherencia, y que ahora no existe el PP en La Bañeza, sino seis marionetas que siguen las directrices del partido para continuar en la lista, pero no sé a quién representan ni cómo lo representan, porque nunca hubieran pactado con la UPL si se hubiesen guiado por el sentir de la calle. ¿Cómo dicen que no se puede gobernar con ocho concejales cuando en los últimos ocho meses hemos gobernado dos? -Ocho concejales tiene el PP, pero vienen la UPL y el PSOE, suman nueve, y no le aprueban nada en el pleno. -Si haces aquello por lo que estás convencido, no tiene porqué votar en contra. Cuando se firmó el pacto quedaban catorce meses para las elecciones, por lo que sólo cabía terminar los proyectos que ya se habían puesto en marcha y sembrar los de la siguiente legislatura. -Dicen que con Emilio de la Mata la ciudad ha ido a menos. -Cuando la ciudad toca fondo no se puede ir a menos, que es lo que pasa cuando todo el mundo quiere pactar con quien sea. Accedía al cargo para poner sentido común a la situación, como lo demuestra el que mi dimisión iba por delante si no se pactaba o si, al menos, se consultaba con el corazón del partido, los afiliados. La ciudad no ha ido a menos, porque, por ejemplo, la calle de Astorga estaba paralizada y la saqué a concurso por el artículo treinta y tres. Luego, en el pleno se aprobó una modificación de crédito, pero la primera fase se ha concluido porque me dio la gana. -¿Qué sensación produce aplicar el artículo treinta y tres? -Agridulce. Sabor amargo porque hay que hacerlo y se vota en contra por conveniencia política y dulce por el desenlace. -Los que le llaman dictador pensarán que, de esta manera, se da usted un apetitoso atracón de poder. -Cuando hay que tener mano dura para hacer algo, se tiene. Más aún cuando moralmente es lo correcto. -Sí, pero, por ese camino, la inhabilitación que le puede caer es de órdago. -A mis actuaciones como alcalde siempre ha precedido un informe de los servicios municipales. Ganaré el juicio que se sigue contra mí por prevaricación y mantengo la ilusión por recuperar los más de noventa millones de pesetas invertidos en el matadero municipal y que no sé dónde están. Esto nos servirá para escarmentar, para que desde la Alcaldía se trabaje en beneficio de la ciudad y no por el bien personal. Confío en que lo de las piscinas siga por el mismo camino.