«Me divierte trabajar de cara la público»

-¿Desde cuando trabaja en el sector de la hostelería? -Desde hace 8 años. Comencé a trabajar en este sector por casualidad ya que fue el primer empleo que encontré después de haber dejado los estudios. Como la oferta de puestos de trabajo en la comarca no era muy amplia, decidí probar porque siempre me ha gustado el trato directo con la gente. Durante 6 años trabaje en diferentes establecimientos de la comarca y desde hace dos en la cafetería Laciana. -¿Cómo ve actualmente el sector en la comarca? -Muy bajo. Hace unos años tenía una mayor solidez. En ello ha influido la subida de los precios con el euro, el descenso de población y también que la gente tiene menor poder adquisitivo, por lo que se cohíbe más a la hora de salir y prefiere gastar el dinero en otras cosas. -¿En que medida esta afectando la crisis del carbón? -La crisis del carbón está teniendo una repercusión bastante negativa en la hostelería lacianiega y sobre todo el pesimismo y la psicosis generalizada que existe entre la población. El colectivo de los prejubilados que se está yendo a vivir a otras ciudades se está notando bastante, en especial por las noches. Antes la gente salía después de cenar a las cafeterías a tomar unas copas y jugar la partida y en la actualidad esto se ha perdido. -¿Es cierto el tópico que dice que el cliente siempre tiene razón? -No siempre. De cara al público sí, aunque en un momento determinado, si no la tiene no se la doy. Lo más difícil no es ganar un cliente sino mantenerla. -¿Ha variado en estos años la relación cliente - camarero? Sí. En la actualidad la relación entre el cliente y el camarero es bastante diferente a la de hace años. Ahora hay más libertad de expresión y no se aguanta tanto como se aguantaba. Lo mismo ocurre con la valoración social de esta profesión, desde hace unos años no está tan mal vista socialmente como antes. -¿La clientela suele ser muy exigente con el servicio? -No, suele exigir lo normal, aunque lo que más aprecia es la atención y simpatía del camarero y el detalle del pincho. Por lo demás, el cliente busca lo clásico, un local en el que se sienta a gusto y reciba un trato esmerado. La clientela de esta cafetería abarca todas las edades, desde los alumnos y profesores del instituto de aquí al lado, que vienen en los recreos, hasta los asiduos de la hora del vino. -¿Qué cualidades debe tener un buen camarero? -Ante todo debe ser profesional, agradable y limpio en el trabajo, atendiendo a cada cliente por igual con educación y sin hacer distinciones. A la clientela hay que respetarla sabiendo estar en cada momento en su sitio. Lo fundamental es el trato con la gente y ofrecerle un buen servicio aunque se tarde más. -¿Qué considera más positivo del trabajo de camarero? -Esta es una profesión que me permite relacionarme constantemente con la gente, conocer personas nuevas e incluso con algunas de ellas llegar a una amistad. Me encanta trabajar de cara al público, me divierte un montón. A pesar de ser un trabajo muy cansado, lo mejor es el trato con el cliente. -¿Y lo más negativo? -Sobre todo la cantidad de horas que se trabaja de pie y el horario, que no me permite disponer de demasiado tiempo libre. Con un trabajo como este, no puedo disfrutar de las fechas señaladas, como Navidad o Nochevieja, y salir de fiesta con mis amigos, me toca trabajar. -¿Cuál es la anécdota más curiosa que le ha sucedido? -La que más recuerdo es la que me ocurrió el primer día en esta cafetería, cuando tuve que cambiar el barril de la cerveza y al sacarlo, moví sin querer la goma por lo que la cerveza empezó a salir a borbotones, me mojó toda la ropa y también a algunos clientes que se encontraban al lado.