De las gorras a los soldados de plomo
El catálogo que este coleccionista astorgano, modesto a su modo de ver, contempla innumerables elementos, todos ellos relacionados de alguna manera con el mundo militar. A su pasión por las gorras, cascos o armamento se ha unido en los últimos años la de los soldados de plomo, aviones y tanques a escala. Su casa es todo un museo, eso sí, con las restricciones que supone el espacio y la disponibilidad económica. Pero, como apunta, «con trabajo y paciencia todo se puede conseguir», incluso ampliar su faceta de coleccionista a otros apartados, eso sí, vinculados de una u otra manera al mundo castrense. Las revistas especializadas y una información constante contribuyen a ello, al menos a que su pasión siga tan vital como hace años.