Diario de León

Homenaje a la vizcondesa de Palacios, que adivinó el potencial de la ciudad

María de Zapata

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Con el cambio de siglo y de milenio se produciría una notable variación en el callejero de La Bañeza, desapareciendo de un plumazo todas las denominaciones relacionadas de una u otra forma con el régimen franquista, en un proceso similar al seguido en muchas otras capitales españolas. Así, en el Pleno celebrado en el Excelentísimo Ayuntamiento el jueves 21 de diciembre de 2000, se esfumaron para siempre nombres como el del General Franco, Calvo Sotelo o José Antonio, tan consolidados en la memoria de las gentes durante las pasadas décadas. Semejante «lavado de cara» también afectaría a la conocida hasta entonces como Alcázar de Toledo, en homenaje a una de las hazañas bélicas más destacadas en la Guerra Civil que se inició en 1936, pasando a llamarse calle de María de Zapata. Antes de entrar en el relato de los avatares históricos y personales de tan relevante dama, un personaje básico en el despegue y consolidación de esta villa que acabaría recibiendo el título de «ciudad» en las postrimerías del siglo XIX, vamos a recorrer con nuestros lectores la variopinta calle que lleva su nombre. El inicio debe situarse en la prolongada Vía de la Plata, que por cierto tenía con anterioridad otra de las denominaciones suprimidas con el cambio de milenio: en este caso, Avenida de Primo de Rivera como homenaje al dictador que rigió los destinos de España durante la década de los 20 del pasado siglo. Solares, colegios y chalés El comienzo de la arteria presenta una imagen despejada y con ciertas connotaciones rurales, debido al surtido de solares que aún permanecen sin edificar. No obstante, en su estrecho y un tanto serpenteante trazado comienzan a surgir una serie de viviendas unifamiliares, hasta que un prolongado giro hacia la derecha nos introduce en una nueva y mejorada perspectiva urbana. A un lado encontramos el colegio José de Calasanz, mientras que la mano contraria queda enriquecida con chalés de muy cuidado y casi futurista diseño. A partir de este punto y hasta el final de la calle, se reafirma la presencia de modernos bloques de viviendas que se alternan con edificios en pleno proceso de construcción y remate. Así desemboca y muere en la calle Antonio Bordas, dejando a la derecha un lateral del Instituto Ornia. Una presencia que, junto a la del colegio antes citado, imprime a nuestra arteria cierta gratificante impronta educativa. Algo que sin duda hubiera sido muy del gusto de doña María de Zapata, vizcondesa de Palacios de la Valduerna y una mujer muy adelantada a su época.

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