El mayor celo para controlar los residuos urbanos logra multiplicar por diez las multas

La Guardia Civil reconoce que los agentes reciben ahora una mayor formación sobre el respeto a la naturaleza y sobre la leyes que inciden en proteger el medio ambiente. Por eso, la vigilancia de posibles infracciones en la provincia se ha intensificado y ha logrado multiplicar por diez las denuncias en áreas tan conflictivas como los residuos urbanos. En el 2001, el Seprona sólo interpuso 176 multas en esta materia frente a las 1.600 que ya se han formulado este año. Atendiendo a la estadística, la efectividad de los puntos limpios queda en entredicho, ya que la población aún mantiene 118 vertederos considerados peligrosos, porque acumulan aceites de vehículos, envases, baterías de turismos, neumáticos o pilas. Entre las denuncias sorprendentes se incluyen cuatro por residuos radioactivos en Riello y La Bañeza. Se trató de pararrayos ilegales que el ministerio de Ciencia y Tecnología había ordenado eliminar porque se comprobó que eran aparatos radioactivos que pueden incidir en el medio ambiente y en la salud de los ciudadanos. Los miembros del Seprona también se ocupan de las acampadas realizadas en zonas no acondicionadas, protegidas o peligrosas y de las embarcaciones de recreo que no cumplen la normativa. Ambas cuestiones han generado 16 denuncias este año.