El gran problema de los coches abandonados: cien siguen sin ser retirados de los parajes leoneses
Muchos leoneses conocen un barranco o una ladera donde continúa, año tras año, un vehículo abandonado. La propia naturaleza se encarga de ir borrando el color de la chapa metálica e, incluso, de ir cubriendo con vegetación parte del coche. Los cambios bruscos de temperatura en una provincia de fuertes nevadas en el invierno y altas temperaturas en el verano logran que los cristales de los turismos abandonados se fracturen y que las estructuras se resquebrajen y vayan hundiéndose en el terreno. Esos vehículos olvidados en el campo, más de un centenar, se han convertido en un auténtico problema de difícil solución, según confirma la Guardia Civil. La legislación contempla que esos vertidos constituyen una infracción administrativa y, aunque los agentes los denuncian reiteradamente, se encuentran con que muchos ayuntamientos de la provincia hacen caso omiso al deber de retirar los turismos abandonados en el monte o junto a carreteras. En los listados del Seprona figuran, incluso, casos sangrantes de vehículos denunciados durante 15 años y que continúan adornando el campo. Los guardias actúan en esta materia como informadores y denunciantes de la infracción, pero no tienen capacidad sancionadora. Si el alcalde del municipio no fuerza al propietario del coche o utiliza los medios del ayuntamiento para retirarlo, permanecerá en el mismo lugar años.