Sistemas tradicionales de riego, patrimonio y embalse

El municipio de Santa Elena está sabiendo explotar una carencia, la del agua. Los tres pueblos que lo componen, a los que da apellido el río, siempre han mirado su caudal con interés, porque, como se cita en un folleto editado por el Ayuntamiento, «a pesar de su escaso caudal, el Jamuz riega, hasta donde es capaz, las estrechas vegas de los pueblos que atraviesa». Ahora, con el programa Conoce tus pueblos, que desarrolla todos los años por primavera, Santa Elena introduce los cigüeñales y las múltiples norias que se encuentran en su término en parte de su patrimonio etnográfico, ya que, sin que se haya abierto aún el plazo de inscripción de la actividad, cuatro colegios ya han asegurado que visitarán el municipio con este motivo. Villanueva es el núcleo con menos problemas de agua para la agricultura, por su proximidad al Órbigo y por la obra que se acometió junto con San Juan de Torres, Quintana del Marco y Genestacio, para construir el Caño de los Cuatro Concejos, allá por el siglo XVIII, y de cuya conducción original aún se pueden ver algunos tramos. En especial, en Santa Elena y Jiménez -pueblo este último cuyo abastecimiento de agua llega desde más allá de sus límites en la actualidad- los agricultores recurrieron a horadar pozos en el suelo para regar sus tierras y el cigüeñal presentaba la ventaja de que ahorraba esfuerzo al hombre o a «Valentín», como así denominan los elenenses al burro que hacía girar la noria. Ahora, parece que el tan polémico Plan Hidrológico Nacional podría aliviar la sed con la construcción del embalse del Duerna, siempre que se aproveche luego, creando la estructura necesaria para el regadío. Pero esto aún ha de pasar por vencer la resistencia de la cabecera del cauce, pues allí por Boisán y Luyego han surgido voces que discrepan con el proyecto, tal y como se ha planteado. Al margen de polémicas, el Ayuntamiento, viendo que los cigüeñales han desaparecido de otros pueblos, ya se plantea su conservación.