Integración en la capital, menos tiempo de viaje y acercamiento a la Meseta, pero no a Galicia

La llegada de la alta velocidad ferroviaria a León significará un vuelco al transporte y a las obsoletas infraestructuras de la provincia. Durante próximo lustro se podrá salir al fin por autovías terrestres y ferroviarias desde los núcleos más importantes de población, lo que nos acercará -y viceversa- a la Meseta, al valle del Ebro y a Europa (a través de Palencia). La llegada de estas importantes infraestructuras de carreteras y ferrocarril significa que la capital contará también con importantes rondas de circunvalación y vías de penetración. Y sobretodo que se integrará el ferrocarril en la ciudad, algo que ahora supone un freno al desarrollo urbanístico del Sur, Oeste y Noroeste de la capital. La reciente firma del convenio entre el Ayuntamiento, la Junta de Castilla y León y el Ministerio de Fomento creará una nueva estación y racionalizará el uso ferroviario en relación al urbano. Todo estará dispuesto y se inaugurará con la llegada del AVE, que el ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, promete para el 2007. La ejecución del tramo Palencia-León llevará entre tres y cuatro años. Así se deduce de los presupuestos del Estado previstos para el 2003, donde sólo se destina una partida de 450.000 euros para esta obra. Por tanto, hasta el año siguiente al menos no se adjudicarán ni inaugurarán las obras. La provincia también se convertirá en nudo de comunicación del Noroeste español; pero mermado. De la capital partirá el AVE a Gijón (listo en el 2010 y cuyo coste entre ambas ciudades se estima en más de 1.500 millones de euros, por la dificultad del puerto de Pajares). También el de Ponferrada (mismo plazo y 540 millones de inversión); que no pasará de aquí: se estrangula la opción de que la salida de pasajeros y mercancías desde Galicia al Norte de España y a Europa vaya a ser por la provincia. El Gobierno del PP reitera que no se va a desarrollar el tramo de Ponferrada a Monforte de Lemos (Orense).