La cerca medieval
El flujo de peregrinos que atravesaban estas tierras de camino a Compostela, para postrarse ante la tumba del Apóstol Santiago, propiciaría que la «civitas antigua», constituida como núcleo religioso y agrícola, creciera en pujanza de una forma que afectó a la demografía y la topografía. Era el momento de edificar unas nuevas murallas, la cerca medieval que se emprendiera en el siglo XIII por decisión del obispo Nuño. Una obra cuyo costo se acometería entonces mediante la recaudación de impuestos especiales. Según datos recogidos por el historiador Joaquín Alonso, a mediados del siglo XV se inició la reconstrucción del recinto amurallado, reformándose el trecho entre Puerta Obispo y Puerta de Rey que aún podemos ver en la actualidad. Un espectacular lienzo jalonado por cubos semicirculares de hasta seis metros de diámetro. Hacia 1520 y con motivo de los destrozos causados por la enconada guerra de los Comuneros, se reconstruyó casi por completo la muralla, siendo la última obra de relevancia planteada por excelencia de la ciudad astorgana. Así quedaría definitivamente establecido el cinturón medieval de piedra, con una longitud de 2.100 metros que rodean casi por completo el perímetro urbano. No obstante, los vestigios romanos siguen saliendo periódicamente a la luz en la ciudad. Así ocurrió en el mes de febrero de 1905, cuando apareció en la muralla situada en la parte trasera del seminario lo que parecían restos de algún monumento romano. Se rescató una galería construida con sillares de piedra, labrados en diversas formas, además de cinco lápidas con inscripciones. Asimismo se encontraron varios sillares que, a pesar de la indignada protesta de don Marcelo Macías, fueron vendidos a particulares como ¡piedra de obra!.