En el crimen de Mansilla las partes se enfrentan por cotejo de pruebas
En lo tocante al crimen de Mansilla, la instrucción a título judicial está más ralentizada de lo que cabía esperar a esas alturas. Acusaciones y defensa se han enzarzado por el cotejo de una serie de pruebas. Entre lo uno y lo otro, la tarea no avanza y esta circunstancia está causando desazón entre los familiares de la víctima, representados por la letrada leonesa Beatriz Llamas. En su lógica voluntad de que se haga justicia, los allegados no encajan del todo bien los retrasos en la tarea.
El asesino confeso se mantiene recluido en el Centro Penitenciario Provincial de Villahierro, donde permanece desde que prestó declaración en la sede judicial de Instrucción 4 de León poco después de que ocurrieran los hechos. Aseguró entonces que cometió el crimen «en un arrebato de ofuscación» por no haber podido superar la ruptura de la relación sentimental que habían mantenido. Previamente, había estado sujeto a una orden de alejamiento decretada por el juzgado con ocasión de la denuncia presentada por otra pareja anterior.
En el momento de los hechos, se encontraba en casa de su padre. En torno a las 23.30 horas de la noche del 18 de abril de 2021 se levantó del sofá y salió: «Bajo al coche», le dijo. Ante la tardanza, el progenitor no se extrañó en exceso porque pensó que habría quedado con algún amigo. Fue cuando le llamó la Guardia Civil el momento en que comprendió lo que había ocurrido: El imputado se presentó casa de la que había sido su última pareja, y después de empezar a discutir, la emprendió a golpes con ella usando un objeto contundente con el que le pegó en la cabeza y posteriormente la apuñaló en el cuello con un cuchillo que cogió en la cocina, causándole la muerte prácticamente en el acto.«Me dijeron que ya estaba con otro y no pude superarlo, no sabía lo que hacía y me volví loco», explicó ante la jueza el asesino confeso.