Diario de León

Caso Mario Rivas

Denuncian a Mario Rivas, imputado por hurto de pastos, por meter sus vacas a pacer en fincas ajenas

■ Antonio Arias Tronco denuncia ante el Seprona de la Guardia Civil que el ganado del alcalde pasta en su parcela ■ Laciana: una historia de silencio y corrupción  

Imagen de las vacas de Mario Rivas y su madre en la finca 296 de San Miguel. AAT

Imagen de las vacas de Mario Rivas y su madre en la finca 296 de San Miguel. AAT

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Las vacas de Mario Rivas , alcalde de Villablino , pastan presuntamente en una finca de Antonio Arias Tronco a pesar de que éste está imputado precisamente por un delito de pastos en otra propiedad del empresario. Así lo atestiguan las fotos, realizadas el pasado 19 de abril, y así lo ha denunciado el propietario de la parcela, que el pasado 21 de abril interpuso una nueva denuncia ante la Guardia Civil en la que asegura que el ganado propiedad del alcalde y de su madre, Concepción López Otero,  entra en una finca de su propiedad en el paraje de la Cabén de la braña de San Miguel, concretamente la parcela 296. 

Antonio Arias Tronco destaca que el pasado 19 de abril, fecha en la que se realizaron las imágenes que aparecen en la información, agentes de la Guardia Civil realizaron una inspección ocular después de que él mismo les llamara para denunciarlo. La citada finca es objeto de conflicto entre la familia Rivas y Antonio Arias Tronco y fue el origen de la agresión que el empresario de Villablino recibió presuntamente a manos de Rubén Rivas y su padre en marzo de 2020. El audio de esta paliza fue publicado por la edición digital de Diario de León y los presuntos agresores declararon en el juzgado como imputados.

Antonio Arias Tronco tenía casi 70 años el día de la paliza. «Estoy prácticamente impedido e indefenso del todo. Yo estaba dentro del coche y Rubén llegó corriendo como un energúmeno con un garrote de madera y me golpeó en el pecho y en la cabeza», recuerda. Además de las heridas físicas que sufrió por la paliza — «sangraba por todas partes y estuve mareado durante varios días»—, Arias Tronco está desde entonces en tratamiento psiquiátrico por las secuelas de la agresión. «Mi psiquiatra me ha asegurado que uno de los problemas que tengo es mi indefensión porque la denuncia no se soluciona», lamenta. Además, Antonio Arias tampoco olvida que la Guardia Civil no le prestó ninguna ayuda. «Los agentes que llegaron al principio me dejaron sangrando y se fueron a hablar con Constantino y Rubén Rivas y la segunda patrulla que llegó fue la que se negó a prestarme auxilio y se limitó a hacer fotos al maletero del coche», manifiesta. La juez dictó la prescripción de la denuncia y fue la fiscalía la que ordenó que se reabriera.

Otra actuación del fiscal

No ha sido la única vez que recomienda sacar del cajón a la jueza una denuncia referente a la familia Rivas.  Así ocurrió también con el caso de hurto de pastos por el que Mario Rivas y su hermano están imputados debido a que sus vacas han pastado durante meses en otra finca del agredido. El pasado cuatro de marzo, el fiscal jefe de Ponferrada , Jacinto Fernández Villalvilla, reclamaba en un decreto que se diera impulso procesal en la instrucción de las diligencias previas número 203/2020 y acordaba ponerlo en conocimiento del fiscal que actúa en este caso. El decreto llegaba después de que Antonio Arias Tronco presentara ante la Fiscalía un escrito contra Mario Rivas y su familia en el que describía hechos que podrían ser constitutivos de delito de usurpación de terrenos y lesiones y que, con la excepción citada, el fiscal decide archivar porque sobre el resto de hechos ya hay varios procedimientos judiciales abiertos.

La finca 296 es además el centro de una polémica que aún se dirime en el Catastro después de que Antonio Arias Tronco lo denunciara al descubrir que Rubén Rivas se la había inmatriculado en Hacienda y tenía la pretensión de registrarla a su nombre. Y es que, según asegura el hostelero, el hermano del alcalde se «aprovechó de un fallo del catastro para quedarse con una finca que le legaron sus padres. «Es un terreno de 5.000 metros cuadrados que está en una zona de la braña, una superficie en la que ya han adquirido varias fincas y, por cojones, se quieren quedar con ella», denuncia el empresario. La finca en cuestión fue legada por los padres de Antonio Arias Tronco a sus hijos y este ha facilitado a este periódico documentos que prueban tanto la compra que de ella hizo su padre en 1958, como que él luego se la compró a sus hermanos con el resto de la herencia, por lo que es su poseedor legítimo. Sin embargo, el Catastro nunca cambió el nombre del propietario y da la casualidad de que el padre de Antonio Arias y su hermano tienen el mismo nombre, Nicolás Arias. «El guardia civil, cuñado del alcalde—Jonathan González—, llamó a mi hermano para decirle que eran suyas y entonces mi hermano le dio un poder a Rubén Rivas después de vendérselas de manera ilegal», denuncia.

Imagen del alcalde de Villablino, Mario Rivas, en la finca. A. A. T

Imagen del alcalde de Villablino, Mario Rivas, en la finca. A. A. T

La citada finca se encuentra junto a las parcelas 292, 293 y 294, propiedad de la familia Rivas López y adquiridas en la liquidación de CMC. Estas albergan, según denuncia Arias Tronco , los restos de un antiguo cargadero de carbón de la explotación del Feixolín que ha sido convertida por Mario Rivas y su familia en un almacén utilizado para albergar cabezas de ganado y eso a pesar de que el Plan de Ordenación Urbana del propio Ayuntamiento lo prohíbe. De hecho, en el propio expediente consta que el uso que se dará a la nave será exclusivamente de almacenamiento agropecuario. Mario Rivas ha asegurado que su hermano ha comprado todas las fincas que hay a su nombre y ha rechazado que su familia tenga explotación ganadera alguna.

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