Diario de León

El Csic asegura que no hay datos del peligro de extinción del lobo al norte del Duero

Los investigadores afirman que a menudo se tiende a sobreestimar tanto el tamaño de las manadas como su éxito reproductivo

Los expertos aseguran que los controles hacia los miembros de las manadas son necesarios para predecir el futuro de la especie. DL

Los expertos aseguran que los controles hacia los miembros de las manadas son necesarios para predecir el futuro de la especie. DL

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Un estudio del Centro Superior de Investigaciones Científicas (Csic) interpreta el problema del lobo entre las comunidades autónomas y el Gobierno central, mientras insisten en la importancia de tomar medidas que actúen protegiendo a las ganaderías afectadas y explican cómo influye la caza en la especie.

En España las cuatro comunidades «loberas» — Castilla y León , Asturias, Galicia y Cantabria—, concentran el 95% de la población nacional de estos cánidos y como consecuencia de ello muchos sectores se ven afectados por las medidas que rigen la protección y conserva de esta especie.

Desde el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, científicos e investigadores estudian y analizan el comportamiento de estos animales. Desde esta institución los autores de uno de los estudios monitorizaron a las manadas mediante técnicas de muestreo no invasivas: detección de señales de marcas de lobo en las rutas de muestreo, detección de excrementos de la especie para delimitar el territorio de estos animales y la colocación de cámaras de fototrampeo para obtener información sobre el tamaño de las manadas. Doce años es el tiempo que llevan desarrollando esta labor de investigación científica del lobo.

Los estudios indican que no existen datos concretos que permitan confirmar si la especie se encuentra en peligro en las zonas al norte del Duero. Además, las medidas adoptadas por el ministerio tienen como objetivo «proteger y conservar» al lobo ibérico, ya que hasta ahora aseguran que en España eran insuficientes y por tanto, se tendía a sobreestimar tanto el tamaño de las poblaciones como su éxito reproductivo.

Los expertos aseguran que los controles hacia los miembros de las manadas son necesarios para poder conocer y predecir cómo va a evolucionar esta cuestión con el paso del tiempo. Estas predicciones son necesarias para poder conocer datos dinámicos de población. Deben pronosticar si la conservación del lobo a largo plazo es viable y si el hábitat en el que se encuentran tiene una conservación también a largo plazo.

Estas medidas serían necesarias para poder adelantar y conocer el futuro de esta especie en nuestro país. «Las comunidades deben conocer la situación de esta especie y estar bien informadas para poder presentar argumentos en contra de las medidas de protección del lobo», explica Fernando Palacios, científico que cuenta con una amplia trayectoria desarrollando la labor de seguimiento y estudio de estos animales.

Los investigadores del museo nacional señalan: «La directiva de hábitats es y debería ser la única encargada de tomar las decisiones que afecten a esta especie, junto a las entidades científicas. Sin embargo, esta responsabilidad recae en las propias administraciones, las del norte del Duero que normalmente se guían por las decisiones tomadas por las empresas constructoras».

Los ataques de lobo cada vez son más comunes y estos hechos atormentan a los ganaderos. «Las zonas ganaderas son incompatibles con las zonas donde habita el lobo, lógicamente por ello existe un importante conflicto», explica el investigador Palacios.

Para acabar con ello los expertos insisten en la importancia de reducir el número de cabañas ganaderas y que estas estén amparadas con una mayor protección para que no se sigan produciendo estos ataques. «Estas medidas no se están tomando. Por otro lado, la caza en las zonas ocupadas por la especie afecta de una manera muy importante, ya que la caza de presas naturales del lobo incrementa el número de ataques a las ganaderías», asegura el investigador.

El Parque Nacional de Picos de Europa es una de las zonas que alberga la mayor población «lobera» a nivel nacional. Además, allí desempeñan la labor intensiva de conservación de este animal.

«Una evaluación de la población de dos años, que es el tiempo de trabajo que se suele dedicar, no puede sustituir a un estudio de la dinámica de la población, que requiere un seguimiento de 10 a 15 años como mínimo. Con las evaluaciones actuales no se puede determinar, si la población está aumentando, disminuyendo o estable», declara Victoria González, también científica del Csic.

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