El Seprona investiga en Villablino un posible caso de furtivismo en un oso radiomarcado
Nada se sabe del ejemplar, un macho adulto, desde el pasado 13 de agosto cuando se encontó su collar cortado
El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de León investiga un posible caso de furtivismo tras la desaparición de uno de los ocho osos radiomarcados por la Junta de Castilla y León en la Cordillera Cantábrica.
La denuncia fue puesta por el Cantabrian Brown Bear Research Group, el grupo de investigación que participa en el programa y que está formado por científicos el CSIC y de la Universidad de Oviedo, ante la Guardia Civil del puesto de Villablino, después de que el pasado 13 de agosto encontraran el collar de un oso, al que habían rediomarcado hacía tres semanas, al lado de un camino forestal en las inmediaciones de Villar de Santiago, en el municipio de Villablino.
En el lugar no aparecieron indicios de que se hubiera producido una pelea de osos o restos de pelo que pudieran indicar que pudiera ser arrancado por el propio animal o de manera accidental, por lo que enviaron el collar a analizar al laboratorio que el grupo de investigación tiene en Mieres. «Al ver las imágenes tomadas con lupa electrónica de nuestro laboratorio, hemos llegado a la conclusión de la posibilidad de que el corte limpio haya sido realizado con un objeto cortante», aseguró ayer Vincenzo Penteriani, el científico encargado del programa de radiomarcaje, que añade que «esto podría significar que el collar habría sido retirado al oso muerto».
El prestigioso científico confirma además que «el collar estaba nuevo, ya que llevaba solo tres semanas puesto, y no presentaba ningún otro signo, como arañazos, mordeduras, que pudiera hacer pensar en un collar caído durante una pelea de osos o en la acción del propio animal».
Penteriani asegura que «no podemos afirmar que se trate de un un acto de furtivismo al 100%, pero es crucial informar a las autoridades locales para abrir una investigación». Además, no se tiene rastro alguno del oso, un macho adulto de piel oscura y sin aparentes manchas, por lo que la preocupación es máxima entre los responsables de ese programa. «No es solo ciencia, conservación y manejo de la especie, si no también una nueva forma de control en el monte de una especie, para estudiar su comportamiento», afirma.
Por su parte, fuentes de la Guardia Civil consultadas por este periódico se han limitado a confirmar que efectivamente se ha puesto la denuncia, y que están investigando el caso.
Por su parte, fuentes de la Junta de Castilla y León, responsable del proyecto de radiomarcaje, aseguran que «es precipitado hablar de futivismo, ya que no hay suficientes pruebas» y prefieren esperar el resultado de las investigaciones llevadas a cabo tanto por el Seprona, como por las propias Patrullas Oso y por la Fundación Oso Pardo (FOP), a quien también se ha informado de este suceso.
Según Penteriani «furtivos hay, de todo tipo de animales». El científico apunta que se ven frecuentemente en las cámaras de fototrampeo, y en los lazos que se recogen por el monte.
De hecho, un total de 41 ejemplares de pardo cantábricos han fallecido entre los años 2000 y 2018 por acciones del hombre, según el último informe realizado por las organizaciones ecologistas WWF y Seo/BirdLife sobre las consecuencias del envenenamiento de animales en el país en los últimos 25 años. Entre las principales causas de muerte por la mano del hombre está el envenenamiento, los lazos o los disparos,