Pioneros en la minería
El museo de Sabero acoge una exposición con fondos fotográficos mineros procedentes de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos
Un grupo de niños, con ropa que les queda grande, gorra con una pequeña lámpara de carburo sobre la cabeza y una mirada orgullosa que brilla entre el polvo negro que cubre su rostro, sonríe a la cámara. Junto a ellos, marco con marco, otros de no más edad, hacen lo mismo, subidos en el vagón de un tren, sujetando cada uno su pala, que les llega a la altura del pecho.
Al otro lado de la sala, un sinfín de pequeñas vagonetas, que desbordan la fotografía, salen cargadas de mineros del interior de la tierra, también con la cara negra y la misma sonrisa dirigida al fotógrafo. Podrían ser los niños de la primera fotografía, con unos cuantos años mas y seguramente los pulmones mucho mas negros. O tal vez no, quien sabe cuantos de aquellos niños no han llegado a la edad adulta en un trabajo tan duro.
Entre ambas imágenes se reparten un centenar más, algunas con grandes castilletes, imponentes instalaciones, trenes que discurren por viaductos imposibles, galerías oscuras con mineros que posan con la dignidad que da el trabajo bien hecho, ciudades surgidas de la nada al calor de la riqueza mineral, paisajes desaparecidos de repente tras una gran explosión de dinamita, mineros que esperan a la salida del turno , mujeres que esperan a esos mineros, con el cigarro en la mano para calmar la incertidumbre del reencuentro…
Si a cada imagen no le acompañase una cartela, con sus datos, sería difícil saber si estamos ante los guajes de la Mina La Única, en León, los hombres de la Mina El Abuelo, en Palencia, el Castillete del Pozo San Luis, en Asturias, el poblado minero de Aberfán, en Gales o los ferrocarriles mineros de Polonia.
La minería comparte la misma veta en todo el mundo, no entiende de países o culturas, solo de esfuerzo, trabajo duro, solidaridad e historias de enfermedad y muerte. Por eso la identidad minera es tan marcada y las gentes de la mina se reconocen en cualquier lugar con independencia del fondo de la fotografia que los acompañe.
Esta es la idea central que guía Pioneros , la exposición temporal que puede verse hasta finales de octubre en el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, con sede en Sabero.
Y su subtitulo, F ondos fotográficos mineros de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos , aclara el origen de esta impactante selección de fotografías, que como explican en el propio museo «sirve para conocer la realidad minera de los Estados Unidos desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, una realidad, que, salvando las distancias, no es tan diferente a la que se ha vivido en las cuencas mineras de otros lugares del mundo».
La exposición es una mirada grupal escogida de entre las colecciones que alberga la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, adquiridas o donadas, de grandes empresas o instituciones públicas como el Comité Nacional del Trabajo Infantil o la Administración para la Seguridad Agrícola y Oficina para la Información de la Guerra, que contaron con grandes fotógrafos documentalistas para reflejar la dureza de una época marcada por dos guerras mundiales y una terrible depresión económica, y que, a pesar de todo, supieron ver la entereza de un pueblo que nunca se rindió.
La selección realizada por la profesora universitaria de diseño Rita Jardón y el fotoperiodista Eduardo Urdangaray comisarios de la muestra, presenta minas explotadas a lo largo de todo este extenso país recogiendo carbón, cobre, hierro, oro, plata, zinc, mercurio... a cielo abierto o desde lo más profundo, con métodos más arcaicos o modernos.
Se asoman al otro lado de la fotografía las personas y los paisajes que fueron pioneros en una actividad, la minera, que puso los cimientos de lo que hoy es la nación más importante del mundo.
Pero detrás de la cámara, observando y reflejando esta sociedad prospera y a la vez en apuros, había otros pioneros, grandes de la fotografía como Lewis Hine, que retrató con gran delicadeza el trabajo infantil en minas de carbón, o el joven grupo de fotógrafos formado por Jack Delano, Arthur Rothstein, Marion Post Wolcott, Russell Lee, John Vachon o Andreas Feininger, que reflejaron la vida rural durante la Gran Depresión. Fueron los primeros fotógrafos documentalistas y gracias a ello se conocieron los graves problemas que acuciaban a la nueva sociedad americana.
La exposición incluye la proyección de otro centenar de fotografías y una selección de cámaras similares a las que en su día utilizaron estos pioneros de la fotografia social, integrantes de la gran colección que a lo largo de los años ha ido conformando Eduardo Urdangaray.
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