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TRIBUNALES

Decretada la apertura de juicio oral por el crimen de Mansilla

La defensa solicita la libre absolución del sospechoso porque considera que estaba condicionado por cuestiones psicológicas en el momento del asesinato

Una de las concentraciones de repulsa en protesta por el crimen. MARCIANO PÉREZ

León

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La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de los de León acaba de decretar la apertura de juicio oral por el crimen de Mansilla, en una audiencia preliminar que se ha celebrado en las instalaciones de Sáez de Miera, a la que ha asistido el sospechoso de la autoría de los hechos por el sistema de videoconferencia desde el Centro Penitenciario de Villahierro.

La jueza da prácticamente por cerrada la instrucción judicial  con esta actuación, en la que se ha informado de que las partes no solicitan ninguna diligencia complementaria a practicar.  El procedimiento se incardina en el ámbito de la Ley del Tribunal del Jurado, que determinará la celebración de la vista ya en 2023 por el sistema del jurado popular.

El trámite se cumple después de que la defensa presentase un escrito de calificaciones provisionales en el que sostiene que su cliente es inocente de los cargos que pesan sobre él porque actuó influido por una serie de condicionantes psicológicos en el momento del asesinato.

No lo entienden así la fiscal y la familia, cuya representación como acusación particular encarna la letrada leonesa Beatriz Llamas. Desde el punto de vista de ambas partes, queda probado que en fecha no concretada de diciembre de 2020, el acusado se dirigió al domicilio de la víctima donde fracturó el cristal de la puerta del portal y causó diversos desperfectos en el interior de la vivienda al golpear puertas y algún que otro mueble (puertas baño y habitación, ordenador, teléfono…).

Hacia mediados de febrero de 2021 la pareja rompió la relación de pareja, al parecer ello motivado por unas fotos/WhatsApps que el sospechoso había enviado al ex de la víctima, si bien poco después retomaron el contacto y la relación sentimental.

El 27 de marzo de 2021 en el domicilio del acusado sito en el barrio del Crucero de León, en el transcurso de una discusión entre ambos, el investigado agredió a la víctima, propinándole un cabezazo.

Tras la agresión ella se fue de la casa, dirigiéndose a su vehículo aparcado en las inmediaciones, lugar donde fue localizada por el acusado quien la volvió a agredir, agarrándola del pelo y golpeando su cara contra el volante del coche.

No consta que ella recibiera asistencia médica a consecuencia de ello ni formuló denuncia por estos hechos. Sí remitió a una amiga una foto con las marcas que la agresión le causó en la cara. Volvieron a romper su relación sentimental, si bien posteriormente volvieron a reanudar el contacto.

En la tarde del día 18 de abril de 2021, agresor y agredida estuvieron juntos, habiendo quedado ambos para verse en el Puente Villarente, yendo después a tomar algo los dos a Mansilla de las Mulas. Posteriormente ella llevó en su vehículo al acusado de vuelta a León a su domicilio, tras lo cual ella regresó a Mansilla de las Mulas, donde estuvo pasando un rato con varios amigos.

Durante ese tiempo el varón llamó repetidamente por teléfono y envió mensajes-WhatsApp a la joven para saber dónde estaba, con quién estaba y que le contestara. 

Hacia la media noche del día 18 al 19 de abril de 2021, el acusado pensó de forma equivocada que ella le estaba siendo infiel y que pudiera estar con otro hombre, movido por su sentido de posesión o dominación sobre ella, cogió su vehículo hasta casa de la víctima para intentar supuestamente sorprenderles.

Cuando llegó, rompió el cristal de la puerta del portal con una patada, abriendo así la puerta y accedió al interior del inmueble, para a continuación subir al piso de ella, donde dio una patada a la puerta de la vivienda y fracturó la misma entrando en la casa, sin el consentimiento ni autorización.

Ya en el interior de la vivienda, comenzó una discusión con ella dirigiendo reproches a ésta («¿Dónde le tienes, dónde está escondido, con quién estás?» o expresiones similares), buscando por todas las partes de la casa a ese supuesto hombre, sin encontrar a nadie, dado que ella estaba sola en su domicilio. 

A continuación reclamó que le dejara ver el contenido de su teléfono móvil, a lo que se negó, tras lo cual se inició un forcejeo por el teléfono. La discusión siguió y él le propinó a ella un cabezazo. Después salió de la vivienda, bajó hasta su vehículo y volvió a subir. Entró en casa de ella sin permiso.

Con un cuchillo que había cogido de la cocina, se dirigió a la habitación donde estaba la joven y la tiró a sobre la cama. Una vez ya incorporada ella, sin más, con intención de causar la muerte de ésta, de forma sorpresiva, repentina y sin posibilidad alguna de defensa por parte de la mujer, haciendo uso del cuchillo, le asestó tres puñaladas en la zona de la espalda (región dorsal), fracturándose el arma de tal modo que la hoja (separada del mango) quedó incrustada en el cuerpo de ella.

El cuchillo tenía aproximadamente unos 20 centímetros de longitud, de los que le clavó 18. No existen heridas incisas en extremidades superiores que indiquen defensa por parte de la fallecida. 

Inmediatamente después el acusado bajó a la calle, volviendo nuevamente y por tercera vez a subir y entrar en la vivienda comprobando que la víctima yacía sin vida en el suelo y abandonó finalmente el lugar. No presentaba ni previamente ni en el momento de los hechos ninguna alteración psicopatológica, y tenía intactas sus facultades cognitivas y volitivas, según los forenses.

La tercera vez que el sospechoso subió a la vivienda de Paula fue cuando los vecinos se alertaron unos a otros de lo sucedido, y uno de ellos, al subir a ver qué había sucedido, se encontró por la escalera que el investigado bajaba de nuevo, estaba hablando por teléfono, tenía sangre en la mano y dijo en voz alta: «Está muerta, la maté». 

La acusación particular, que encarna la defensa de los intereses de la familia y está representada procesalmente por la letrada Beatriz Llamas, solicita una compensación económica de 50.000 euros para cada uno de los padres de la fallecida, dinero que entienden que difícilmente podrán cobrar por las condiciones de vida del investigado.

De forma paralela, la representación de la familia propone que no se le conceda el acceso al tercer grado cuando haya cumplido la mitad de la pena en el caso de que sea hallado culpable primero por el tribunal popular y condenado después por el magistrado presidente.

Establece finalmente la exigencia de que se determine una orden de alejamiento por un periodo de 35 años de los familiares de la fallecida, dadas las condiciones de peligrosidad y de agresividad que desde su punto de vista plantea el investigado. 

Los informes forenses sobre los restos biológicos hallados en la ropa y las uñas de la víctima del crimen de Mansilla y en la inspección de las ropas del autor confeso revelan la existencia de ADN de un varón desconocido en la ropa interior que vestía la joven la noche de su asesinato. Todo apunta a que la defensa tratará de introducir la posibilidad de que hubiese más de un agresor la noche de autos, teoría a la que la Guardia Civil no concede demasiada consistencia en sus informes, mientras que para la defensa de la fallecida se apelará al derecho que tenía la joven a disponer de su vida personal como mejor dispusiera.