Diario de León

El campo leonés cerró un 2002 «malo» a pesar de batir récords de facturación

La renta por explotación agraria cayó un 20% respecto a 2021, lastrada por el incremento de los costes de producción

Un agricultor realiza la siembra en un campo de cultivo en la provincia. JESÚS F. SALVADORES

Un agricultor realiza la siembra en un campo de cultivo en la provincia. JESÚS F. SALVADORES

León

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El 2022 fue un año «malo» para el campo leonés. A pesar de que fuera un ejercicio con récord de facturación por el aumento de los precios de los productos, el más elevado incremento de los costes de producción hizo que la renta real de agricultores y ganaderos fuera un 20% menor que en 2021, situándose en los 20.636 euros por explotación. Así lo dio a conocer la organización agraria Asaja ante la presentación de su informe anual.

Especialmente nefasto fue para los secanos (cereales, forrajes y prados) debido a la bajada de las producciones por las escasas precipitaciones de lluvia.

De todos modos, la provincia de León se libra un tanto de los malos resultados que se produjeron en otras provincias de la comunidad autónoma dada la alta presencia de regadíos, donde los pantanos aguantaron para librar la campaña. Aunque aquí también hubo importantes diferencias entre los regadíos modernizados que sacaron buenas producciones y los regadíos tradicionales donde hubo más problemas. «Por eso pedimos a las administraciones que sigan apostando por las modernizaciones de manera clara», afirmó el presidente provincial de Asaja, Arsenio García.

En concreto, la facturación agrícola y ganadera en 2022 en la provincia de León alcanzó los 933,58 millones de euros, lo que supone un 13,85% más que el año anterior. Este incremento se debe sobre todo a los mayores precios de muchos productos, principalmente cereales y maíz; pero no al incremento de las producciones que con carácter general decrecieron.

Hay que recordar que la rama agraria supone el 56,75% del total de la provincia, mientras que la rama ganadera es el 43,25% restante. El maíz sigue siendo el cultivo representando 1 de cada 3 euros facturados.

Por su parte, los gastos para poder producir experimentaron un incremento del 29,8% respecto al año anterior, especialmente debido a los costes de la energía y los fertilizantes.

Así, la renta agraria total de la provincia, resultado de ingresos menos costes, se situó en 2022 en 237.310.000 euros. A lo que habría que restar los costes del arrendamiento de tierras, el pago de intereses por préstamos a los bancos y los salarios pagados a trabajadores, y sumarle los ingresos por subvenciones, lo que da una Renta Empresarial Agraria, «que es la real», de 162.254.000 euros. Estas cifras sitúan la Renta Agraria por explotación en la provincia de León en 2022 en 30.235 euros; y la Renta Empresarial Agraria por explotación en 20.636 euros, lo que supone un 14,06% menos de Renta Agraria y un 20% menos de Renta Empresarial Agraria que en 2021.

Por sectores, como se ha señalado, el regadío aguantó mucho el año que los secanos. El vacuno de leche libró la campaña gracias al aumento de los precios en la segunda mitad del año y algo muy similar ocurrió con el ovino de leche. En cuanto a la remolacha, sigue cayendo (un 6,97%) sembrándose apenas 3.840 hectáreas, la mitad de lo que la fábrica de La Bañeza podría molturar. También disminuyó la siembre de alubias pasando de 4.249 hectáreas en 2021 a 3.186 en 2022 con caída también de los rendimientos de 2.450 kilos por hectárea a 1.950.

Desde Asaja también destacaron la introducción de nuevos cultivos como las vezas para grano, guisantes, soja, camelina, manzanilla, quinoa, teff, melisa y, especialmente, el maíz dulce del que se sembraron 148 hectáreas en el Páramo y que puede presentarse como una alternativa en los próximos años.

De cara a este año 2023, según señaló el secretario regional de Asaja, José Antonio Turrado, «estamos presionando con la modernización de los Payuelos y del resto de la provincia, nos preocupa que la aplicación de la nueva PAC sea lo menos traumática posible, que se entreguen rápido y bien las fincas de la reconcentración parcelaria de los Oteros, que se equilibren los precios entre ingresos y gastos, que se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria, que se minimicen los impactos en la agricultura de la instalación de energías renovables y la subida de los intereses bancarios ya que el campo necesita de préstamos».

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