M. R/M. C.
Secretismo, miedo, relaciones familiares y encubrimiento
Ocultamiento, relaciones familiares, falsos testimonios, secretismo, miedo e incluso encubrimiento y complicidad son términos que han salido a colación en la última jornada del juicio por parte de la Fiscalía y las diferentes acusaciones particulares.
El siniestro ocurrido en la Cabrera en agosto de 2017 fue un incendio devastador, que llegó a estar en nivel 2 por riesgo hacia la población y con varios pueblos desalojados.
La investigación se enfrenta en estos casos a un «clima de cerrazón», en palabras de la fiscal, de los vecinos de las «aldeas», como las llamó el letrado de la Comunidad Autónoma, en donde los lazos familiares se entremezclan y los favores de «hoy por ti y mañana por mí» son algo más que una cortesía.
Por el estrado han pasado testigos con poca memoria —el fuego se produjo hace cinco años— que no recuerdan bien lo que vieron o lo que se dijo, con versiones contradictorias y pocas ganas de dar la cara.
Sí lo han hecho dos de los testigos, especialmente uno de ellos, que ha sido reiteradamente alabado por su «valentía» por las acusaciones que defienden que no queda más remedio que indagar mediante las ‘escuchas’ para enterarse de la verdad.