No pudo ser por caída de la bóveda, se trató de un fenómeno gasodinámico
Tanto técnicos como vigilantes han coincidido en que la causa de la invasión de grisú no pudo ser en ningún caso la caída de la bóveda, como defiende la autoridad minera, porque el taller permaneció intacto tras el suceso y no se movió ni deterioró ningún elemento. De hecho se mantuvo así durante los dos años en los que el taller se conservó, para que quien quisiera pudiera comprobarlo. La causa de la invasión, coinciden, fue un fenómeno gasodinámico, una expulsión enorme de metano que resultaba de todo punto imprevisible, impredecible e inevitable.