Maestro y amigo

Secundino José Gutiérrez Álvarez era un hombre de Dios, en el mejor sentido de esta expresión y un amantísimo hijo de la Virgen María, a quien confiaba su salvación.

Sacerdote Agustino dirigió el Colegio Mayor San Agustín de la Universidad Complutense de Madrid. En las aulas de la Facultad de Geografía e Historia, de la vieja Universidad Central, trabajó con empeño durante más de cuarenta años. Historiador concienzudo, de un rigor profesional poco común, realizó una importante labor investigadora, fruto de la cual sería su brillante tesis doctoral sobre «La cuestión eclesiástica vasca entre 1931 y 1939, aspectos políticos y religiosos del nacionalismo vasco y sus repercusiones en la alianza con el Frente Popular». Autor de más de una decena de libros y de múltiples artículos y otras colaboraciones en revistas universitarias, dirigió además numerosas tesis doctorales y memorias de licenciatura.

Su labor investigadora se vio reflejada en su tarea docente, porque don José fue un excelente maestro de varias generaciones de historiadores, entre los que me encuentro.

Despertaba en todos un profundo respeto. Al hilo de los años me dijo cientos de veces, «pero, llámame de tú». No lo hice nunca, no me sentía capaz. Hasta hace pocos días que hablé con él por última vez, le seguí testimoniando mi gratitud, mi admiración y mi amistad con ese sencillo, pero elocuente tratamiento, don José.

Hace unos días cumplió 92 años. Una vida plena, sin duda, en la que supo trascender su circunstancia con dignidad y honestidad ejemplares. Secundino José Gutiérrez Álvarez, soñador de sueños y realidades, leonés de pro y persona cabal. Ya descansa por siempre en Benllera, ese rincón especial de su alma. Le voy a echar mucho de menos, tanto que seguiremos hablando siempre de alguna manera y, en especial, cuando necesite algún consejo. Secundino José Gutiérrez Álvarez, maestro y amigo.

Hasta siempre don José.