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Tras el accidente de la Vasco, «nadie quiso saber cómo estaba el postaller»

Los responsables de las subcontratas reiteran que se cumplían medidas de seguridad extra

Dos de los testigos que declararon ayer trabajaban para las subcontratas de la Vasco. DL

León

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Días después del accidente que el 28 de octubre de 2013 costó la vida a seis mineros en el Pozo Emilio del Valle de la Hullera Vasco Leonesa varios trabajadores entraron al taller siniestrado junto con los técnicos de Minas. Entre ellos estaba Ignacio Ávila García, electromecánico de la empresa. «Yo vi una explotación como la del viernes anterior, los postes, pilas, puntalas,... Todo intacto. Y los postes recebados. Pero nadie quiso saber qué había detrás de esos postes».

El trabajador señaló en su declaración como testigo ante el Juzgado de lo Penal 2 de León su extrañeza por que los técnicos no mostraran interés en saber qué había en el postaller. Ya que, según indicó a preguntas de las acusaciones, si había bloques de carbón podía deberse a la caída de la bóveda, pero si había polvo sería por una expulsión de grisú». Por lo que duda de que la investigación que se llevó a cabo fuera suficiente.

En la jornada de ayer declaró también Rubén Álvarez, ingeniero técnico de Minas especialista en labores con explosivos y capataz de la subcontrata 2M Mecsek, que realizaba los avances de las galerías. Y trabajó también en Hunosa, en pozos de 3ª y 4ª categoría de grisú. Señaló que las medidas de seguridad en el Pozo Emilio eran superiores a las de la mina asturiana de 4ª categoría, más peligrosa por el grisú. Y que se tomaban medidas de precaución mayores que en otras explotaciones con gas, como los tiros para desgasificar, chorros de agua o fragmentación del carbón.

Por su parte Sergio Suárez Barredo, que trabajaba para la UTE en Santa Lucía, explicó que la mayoría de las infraestructuras que realizaron se hacían por debajo de la planta 865, «sobre todo en la 740». Y que la autoridad minera visitaba la mina «con relativa frecuencia». Por lo que entiende que conocía dónde y cómo se estaban desarrollando los trabajos, según el plan de labores y entiende que de acuerdo con el proyecto de explotación (aprobado en 1999 y que no especificaba trabajos por debajo de la planta 865).

Reconoció también que había peligro de avenida de grisú en el Pozo Emilio, y que los trabajadores «sabían lo que tenían que hacer». También que se tomaban medidas de seguridad a mayores en la planta 7ª, como los tiros de desorción, galerías más anchas o maquinaria para aumentar la ventilación.

Aunque estaban citados como testigos rechazaron prestar declaración Esteban y Álvaro Rodríguez Cuesta, hermanos de Andrés Rodríguez Cuesta, que está entre los acusados en este juicio.

La primera parte de la sesión de ayer se centró en la petición que habían realizado varias de las defensas de adelantar la declaración del perito que realizó el informe judicial, por considerar que hacerlo en último lugar, tras los peritos de las acusaciones, vulnera el derecho a la defensa de sus clientes. También que los cuatro peritos que investigaron el caso por Minas declarasen juntos.

Finalmente la magistrada decide mantener la testifical del perito el 27 de marzo y seguir el orden establecido, ya que en su opinión se ajusta a la ley. Y además los abogados no recurrieron en el momento de presentar el calendario.