«Los relevos jugaron a la ruleta rusa, pudo haber tocado a otros»
El hecho de que la bóveda del taller de la 7ª Este del Pozo Emilio no acabara de caer, y de que se sucedieran picos de subidas de grisú, hizo que «los distintos relevos de trabajadores jugaran a la ruleta rusa. Podía haberles tocado a cualquiera. Si hubiera ocurrido en fin de semana, el resultado también habría sido otro».
Los ingenieros que realizaron el informe del Servicio de Minas, ratificado después por su jefe, explicaron ayer también en el Juzgado de lo Penal que los ruidos que los mineros que estaban en distintos puntos del pozo el día del accidente «eran compatibles con la rotura de la bóveda, no necesariamente eran sólo provocados por el gas».
Los testigos fueron preguntados también por las declaraciones del actuario de Minas Juan José Vidal la pasada semana, cuando afirmó que había oído (sin querer decir a quién) que el informe del accidente tenía que dirigirse contra la Hullera Vasco Leonesa porque «se le había acabado el crédito». Y que las presiones que sufrió por discrepar de las conclusiones del resto de los ingenieros le provocaron una baja por ansiedad. Tanto los peritos que participaron con Vidal en la investigación como el jefe de Minas insistieron en que jamás habían recibido ninguna directriz para realizar el informe. «Y de haber sido así, no la hubiéramos aceptado».