«En Veguellina de Órbigo veo que tengo una oportunidad para crecer»
Pablo Aparicio es de San Román de la Vega, donde vive con sus padres. Tiene 25 años y desde hace tres es el propietario de una carnicería en Veguellina de Órbigo, lugar que ha elegido para «cumplir un sueño en esta etapa de mi vida». Ahora impulsa las venta ‘online’
Hay mil maneras de idear como cumplir un sueño. Pablo Aparicio Martínez tiene 25 años y ha elegido la zona rural y el sector ganadero para comenzar su vida. Hace tres, con 22, apostó por adquirir un traspaso en un carnicería en Veguellina de Órbigo. Es su apuesta de vida. Quería trabajar en un pueblo, en la zona rural, para crecer desde dentro, donde cree que encontrará menos competencia.
Durante cuatro años trabajó en una fábrica de embutidos en Astorga, muy cerca de su pueblo natal, San Román de la Vega, donde vive con sus padres. «Voy y vengo todos los días, es la única manera de ahorrar gastos hasta que el negocio crezca». Entonces surgió la oportunidad. Se enteró por un amigo que había un traspaso de una carnicería en Veguellina de Órbigo y se decidió a dar el gran paso. «Siempre quise crear algo, emprender, tener algo propio».
Encontró en la carnicería una oportunidad para empezar, pero no quiere pararse ahí. «En Veguellina hay otras cuatro carnicerías más, pero aún así es menos competencia que si te vas a una ciudad más grande, donde están los más grandes».
Tras hacer cuentas y sopesar los riesgos, Pablo decidió que empezar una nueva etapa de su vida en Veguellina de Órbigo «era factible». «Si no te pones retos la vida no tiene sentido». Esa es su filosofía de vida. Así que, con 22 años se metió en un negocio en el que ha invertido ahorros y pedido préstamos «que me llevarán al menos diez años pagar». Espera que todo vaya bien.
De momento, las ventas no van mal. «Tengo algo por lo que luchar cada día, con mucho trabajo». Y ganas por asentarse en la localidad, formar una familia y seguir creciendo. «Estoy empezando y espero cumplir mi sueño, que es tener una gran empresa, crecer, y para eso estoy invirtiendo todas mis fuerzas y mi dinero en el sector cárnico».
Pablo Aparicio apuesta por Veguellina de Órbigo. La localidad también lucha por reinventarse y mantener población tras el declive económico que supuso para la zona el cierre de la planta de la Sociedad General Azucarera en el año 1998.
Para Pablo, emprender en el sector cárnico en la zona rural es un reto ilusionante, aunque las ayudas no han llegado. «Me vinieron a decir que yo me las iba a apañar. Sí me concedieron la ayuda para pagar los autónomos. Todo negocio que subsista con ayudas está condenado al fracaso».
La industria cárnica española ocupa con diferencia el primer lugar de toda la industria española de alimentos y bebidas, con una cifra de negocio de 31.032 millones de euros, el 28,4% de todo el sector alimentario español, según el informe de la Asociación Nacional de Industrias de la Carne en España (Anice).
Los mataderos de Castilla y León recuperaron en 2022 la actividad previa a la pandemia, tras dos años de caída en 2020 y 2021, al volver a superar los 83 millones de animales sacrificados, acercándose a la cifra récord experimentada en 2019, informa la agencia Ical, que cifra en 83.116.989 las cabezas que se sacrificaron el pasado año, que se sitúan poco más de 660.000 por debajo de la cifra alcanzada en 2019.
Según estos mismos datos, todas las provincias de Castilla y León experimentan un crecimiento con respecto al año 2021 en relación a los animales sacrificados con la excepción de Soria, donde se produjo una caída del 8,3%, y Burgos, donde el descenso fue aún mayor, del 14,3% ciento. León, con un 6,3 % de aumento, se sitúa en cabeza del número total de animales sacrificados (26,13 millones).
Crecimiento
Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísta, a 1 de enero de 2022 el numero de habitantes en Veguellina de Órbigo era de 1.999, 22 habitantes menos que el en el año 2021, un descenso de población que a Pablo no le frena para cumplir sus sueños. «Podría haber abierto una carnicería en Astorga, pero allí hay más competencia y no me da la oportunidad para crecer, me iba a ser más difícil hacerlo si tengo que competir con los grandes. Aquí, aunque hay otras cuatro carnicerías, lo veo más fácil, creo que tengo más oportunidades».
Para ampliar el negocio todavía tendrá que esperar un tiempo, que Pablo traduce en años. «Nadie me ha regalado nada», asegura. Por eso sabe que su sueño se fían a largo plazo. «Cuando el negocio esté estable y se vaya pagando el dinero que he pedido. Fui al banco y arriesgué parte de mi vida».
El negocio cárnico no va mal, de momento. Después de tres años la clientela ya conoce el producto. «Me ha quedado un sueldo normal y en diez años habré saldado la deuda y espero que el banco me siga apoyando para seguir creciendo».
El sueño comenzó con la apuesta del traspaso, la compra de una furgoneta, todo el material de la carnicería y la compra del género. «Es carne de León, de ganaderos de la provincia, selecciono bien el género y a mis clientes les ha gustado».
Las ventas mejoran en verano. En época estival el pueblo se llena de turistas, veraneantes y gente del pueblo que vive fuera y vuelve para pasar las vacaciones. Para Pablo es la mejor época del año, cuando puede aumentar las ventas y ahorrar algo de dinero que le permita acabar el año con las cuentas saneadas después de haber pagado todos los gastos «y con un sueldo total anual que roza el salario mínimo», asegura. «A los autónomos no nos los ponen fácil, tenemos que pagar seguridad social, impuestos. Es una manera de ahogarte».
Espera poder seguir el tirón para pagar los préstamos que ha pedido. «De momento puedo asumir todos los gastos porque vivo en casa de mis padres en San Román de la Vega».
Pero mantiene firme su apuesta por Veguellina de Órbigo para trabajar y crecer laboralmente.
Este sentimiento emprendedor le llevó a ampliar el negocio cárnico en un supermercado en Toreno, pero no funcionó. «Los dos chicos que tenía allí despachando decidieron abrir una carnicería en el pueblo y con dos negocios de lo mismo ya no es rentable».
En la carnicería de Veguellina trabajan con él tres personas más. «Tenía a dos trabajadoras. Una se quedó de baja durante dos años, y luego no siguió, y la otra después de cuatro meses de baja lo dejó también. Tuvo que venirse mi padre a trabajar conmigo y dejar su trabajo en la fábrica de embutidos de Astorga. Contraté a otro trabajador y a una trabajadora de mi edad. Estoy contento porque tienen mucho interés y trabajan bien».
Más ventas en verano
Este joven carnicero ve en el aumento de la población en verano en Veguellina de Órbigo una oportunidad para aumentar el negocio no sólo en esa época. Acaban de concederle una ayuda para la instalación del Kit Digital, una iniciativa del Gobierno que tiene como objetivo subvencionar la implantación de soluciones digitales disponibles en el mercado para conseguir un avance de las pymes. «Voy a abrir una tienda online y una página web. Ahora estoy haciendo todas las modificaciones y el diseño, mi idea es vender mis productos por internet y consolidar la clientela que viene a comprar productos de la tierra cuando está de vacaciones. Quiero darles la oportunidad a los turistas y veraneantes a que compren mis productos por internet y yo se los envío a casa, allí donde estén».
Pese a las dificultades, Pablo seguirá en su empeño. «Aquí en Veguellina de Órbigo todo son ventajas, estoy a gusto, me siento muy bien , se vive bien y la gente te trata bien. Aquí quiero seguir».
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