INCENDIOS
Que no salten chispas en el trigo leonés
- Los incendios provocados por las cosechadoras son cada vez más frecuentes debido las altas temperaturas - Los operarios de las cosechadores son los responsables del siniestro que puedan provocar estas actividades agrícolas
Después de un 2022 en el que los incendios fueron protagonistas en muchos puntos de la provincia de León, el riesgo este año se repite. Las olas de calor, que solo descansan con temperaturas que siguen siendo altas, generan en los campos leoneses un riesgo para los agricultores que comienzan en este mes la cosecha de cereales como el trigo.
De las 290.000 hectáreas cultivables de la provincia de León, más de la mitad, 179.797, son de cereales y de ellas 59.097 hectáreas destinadas al trigo. En escasos de dos meses, los más cálidos del año, se cosecha toda la superficie de este producto, lo que hace que aumente el riesgo de que una pequeña chispa provocada por la fricción del peine y una piedra o el calor de una de estas enormes maquinas queme una finca equivalente a casi 14 campos de fútbol en media hora.
Ante la destrucción del trabajo de siete meses se encuentra una cuestión económica que afecta al agricultor, que ha invertido cientos de euros por hectárea esperando obtener un beneficio que no va a recibir. Es ahí donde nos preguntamos quién se hace responsable de ello.
Un fuego imparable
En media hora el fuego puede arrasar con el equivalente a 14 campos de fútbol
Los seguros agrícolas del trigo, en la mayoría de los casos, cubren un incendio siempre que haya sido por factores externos a la actividad agrícola, como el originado por la ruptura de un cable de alta tensión, pero cuando este se ha producido por causas de la explotación agrícola es el seguro de responsabilidad civil del ‘chofer’ y el seguro de la cosechadora los que se hacen responsables del siniestro.
Todos estos seguros representan costes que pueden llegar a superar los 4.000 euros que el propietario de la cosechadora paga para cubrir el riesgo.
Seguros muy caros
Tres seguros, que pueden llegar a los 4.000 euros, son necesarios para cosechar
Desde la Junta de Castilla y León se obliga a llevar dos mochilas extintoras y dos batefuegos para tratar de apagar las llamas lo antes posible, pero «no es suficiente», según señala uno de los operadores de esta maquinaria, que ha optado por comprar otro tipo de productos con el fin de combatir un posible incendio.
Manuel, otro chofer de una cosechadora, explica que en la campaña del año 2022 una chispa saltó por el roce entre el cabezal de la máquina y una piedra provocando un incendio de una hectárea y media en una finca de Castrovega de Valmadrigal.
Ante esta situación, la Junta elaboró un informe en un Decreto-ley en el que se expone el grado de peligrosidad de realizar este tipo de actividades agrarias y donde se concentran las zonas con más riesgo de que se inicie un incendio por esta labor.
En el gráfico comprobamos que prácticamente toda la superficie de la provincia tiene un nivel bajo de riesgo de incendio por causas agrícolas, pero un riesgo alto en zonas del Bierzo. En cuanto al fuego generado por cosechadoras, la zona de Tierra de Campos es donde más peligro existe debido, principalmente, a que es una zona de cultivo de secano.
Ante estos avisos los agricultores son conscientes del riesgo de cosechar con estas temperaturas, por ello un gran porcentaje de ellos han optado por realizar este tipo de labores en horarios nocturnos cuando las temperaturas son más bajas.
Normas
- No se podrá cosechar cuando en ‘Peligro alto de incendios’ la temperatura sea superior a 30 grados y vientos superiores a 30 kilometros por hora.
- La cosechadora debe contar con un matachispas para evitar que estas salten a los campos de cultivo.
- Disponer de elementos de extinción como mochilas con agua y batefuegos.
- Realizar labores perimetrales para evitar que el fuego pueda saltar entre fincas.
- Una persona debe estar vigilando la cosecha para alertar de un posible incendio.