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La casa palacio de los Arias enseña sus tesoros

El edificio señorial, que perteneció a una familia de hidalgos de cuyo linaje salió uno de los conquistadores de América, abre las puertas de sus cuatro siglos de historia como uno de los escenarios del festival de teatro Bajo Tierra

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En la calle Arias número 2 de Valderas, una casa con el mismo nombre que la calle y con mucha historia, se abre para acoger ‘Bajo Tierra’ el festival de teatro, los días 5 y 6 de agosto.

Cuenta con 1.200 metros cuadrados, tres plantas, dos patios y mucha historia y tiene algo «que el resto no tiene». Construida entre los últimos años del siglo XVII y los primeros del XVIII la cual perteneció a una casa señorial palaciega del siglo XVIII, los Arias, una familia hidalga, en cual unos de sus hijos, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, fue uno de los conquistadores de América.

Dos siglos después Áurea y su marido Emilio decidieron comprarla después de que los herederos naturales del inmueble se dieran cuenta de que «había que meter mucho dinero» para mantenerla en las condiciones adecuadas para su conservación.

«Una casa de señores», así la define Áurea, la propietaria, que aunque no vive en el gran inmueble, lo tiene restaurado y lleno de objetos de la época de la construcción.

La casona tiene tres plantas: la planta que está a nivel del suelo «era donde se guardaba el grano de la cosecha y un gran lagar con el que se exprimía el jugo de las uvas», también el acceso a la gran bodega y una sala llena de carteles de anuncios de la época. Además de dos patios: uno más grande y que Áurea y su marido Emilio decidieron cubrir con una enorme parra virgen que les protege del sol en los meses de más calor del verano valderenes.

Esta edificación no es una simple casa, es una casa palacio. La primera planta cuenta con una enorme cocina donde el personal atendía a los nobles con la comida de la zona. Uno de los encantos de esta casa es que tiene con cinco salones comunicados uno tras otro: un gran comedor, un despacho, el salón de recibimiento, la sala de música y la biblioteca que se encadenan formando una de los interiores más imponentes del municipio de Valderas. Además de una capilla que los anticuarios insistieron en hacer tras la compra de ‘Auri’ , una sala en la que se hacía la matanza del cerdo, y una serie de habitaciones todas en el mismo pasillo.

En esta misma planta, junto a la cocina, el personal contaba con su habitación y baño «como el de los romanos» y una puerta que llevaba a la escaleras del patio trasero donde una puerta, diferente a la principal por donde salían los nobles, usaban para poder salir de la casa.

La parte de la bodega, varios metros por debajo del suelo, es una de las más grandes de la zona. De estructura abovedada, con una extensión de más de 200 metros cuadrados y en forma de ‘L’. En su época la familia cultivaba viñedos y producían vino que almacenaban en esta gran bodega con capacidad para 3.500 cántaras de vino, lo que equivale a 56.000 litros.

De las cuatro casas de esta época solo se conserva en buenas condiciones esta gracias a este matrimonio que lo han hecho «todo por Valderas y por la ilusión que revivirla conlleva».