La Alubia de La Bañeza, una identificación con poca presencia en el campo leonés
Menos de 300 hectáreas del campo de la provincia se destinan a la producción de estas legumbres bajo el sello de la IGP
En 2022 la superficie de producción de las cuatro variantes de alubias con denominación de origen, que son la Canela, Plancheta, Riñón y Pinta, descendió a 168 hectáreas, lo que representa casi un 45% por debajo respecto a este 2023, con unas mejores sensaciones que estos años.
Aun con este aumento en los datos la superficie que este año se sembrará de manera exclusiva para la comercialización de alubia con denominación de origen ronda las 270 hectáreas de una legumbre de una gran calidad. El problema que encontramos es el resultado de una desgranación de varios eslabones de una cadena que va desde el agricultor a al consumidor.
En la provincia de León se siembra alrededor de 20 variedades de alubias diferentes entre las que podemos encontrar las cuatro con la denominación de origen. La tendencia a sembrar variedades más resistentes a baterías como la de la grasa, o con ciclos más cortos para recoger el producto de manera temprana a finales de agosto, lo que hace que las variantes bañezanas se queden un puesto por detrás del atractivo que estas variedades de habas tienen para el agricultor, que se centra en buscar rendimientos y una buena salida al mercado de su producto.
Otra de las cuestiones que afecta a que esta superficie sea tan escasa, pese a que el cultivo haya aumentado en un 37% en la provincia hasta llegar a las 4.350 hectáreas, es que la siembra de estas variedades se tiene que dar en una zona especifica de la provincia que equivale, aproximadamente, a un tercio de todo el campo leonés.
El mercado es también uno de los problemas, el precio que ponen estas empresas envasadoras es muy bajo en comparación con lo que el agricultor exige. Además, los almacenes no tienen un especial interés por parte de estas habas protegidas.
Por ello, y enfocado a los agricultores, desde el Consejo Regulador de la IGP se han marcado el objetivo de ofrecer a los agricultores una semilla de calidad que se degenere lo menos posible y con una ‘limpieza’ de bacteria con la que alcance unos rendimientos que mejoren el nivel de producción. El órgano regulador está dando a los agricultores una semilla que se produce por y para la siembra con una semilla que se ha intentado obtener de la manera más pura posible desde finales los años noventa y que se está tratando de mejorar. El organismo explica que la falta financiación para la investigación de este tipo de legumbres con etiqueta afecta a su demanda.
Además de todo esto, «debemos recordar que la alubia es un producto minoritario y que muchos agricultores la siembran por la PAC». La explicación de que este cultivo se siembre bajo en una motivación de la Unión Europea, en algunos casos, es porque es un cultivo regenerador del terreno y por ello se cuenta como zona de barbecho. Para el agricultor, cultivos como el maíz son mucho más rentables debido a sus ciclos, gastos y la facilidad de venta y «contra esos mercados no se puede luchar».
En León, más de 300 hectáreas de alubia Riñón podrían formar parte de esta IGP, con la misma calidad que la ofrecida por la denominación de Alubia de La Bañeza, pero los agricultores deciden comercializarla a otros almacenes porque los envasadores no quieren tener tanta producción de alubias de esta IGP, por ello «hace falta que las empresas envasadoras quieran envasarlas y comercializarlas».
El mercado de este tipo de legumbre es «algo complejo» debido a cuestiones como que no se pueda vender a granel, la dificultad para encontrarlas o los precios elevados, que desincentivan al consumidor. Desde la Alubia de La Bañeza explican que al final de año, la diferencia en el precio en este alimento es mínima, pero el salto de calidad muy grande.
«Es un trabajo de todos los eslabones de una cadena que la conforma el agricultor, la empresa envasadora, el propio consejo regulador y el consumidor. Es un trabajo duro, pero que se nota en el paladar del cliente.»