Un usuario demanda a la ITV de Astorga por estropearle el coche
Tras el fallo del juzgado, el afectado recurrió ante la Audiencia Provincial
Un usuario de la ITV de Astorga ha llevado a los tribunales al servicio de Inspección Técnica de Vehículos por haberle provocado la inutilidad en el coche. En primera instancia el juzgado, no solo no le dio la razón, sino que le condenó a pagar las costas.
Tras recurrir el fallo ante la audiencia provincial el demandante tampoco recibió el respaldo de la institución, pero al menos le quitaron el gasto de las costas.
A finales de 2019 un hombre acudió con su furgoneta a la inspección del vehículo. Dicha inspección era la segunda que el propietario realizaba en menos de tres meses, debido a que en el test donde se examinó el vehículo en el mes de octubre, el resultado había sido «desfavorable».
En esta segunda revisión, pasados varios pasos de la inspección, el mecánico de la ITV procedió a realizar la prueba de gases en la que se introdujo una sonda por el tubo de escape antes de que se subiera al asiento del conductor para realizar él mismo la prueba.
La prueba comenzó, como explica el propietario de la furgoneta en el primer juicio, cuando «el operario procedió a acelerar el motor a tan elevadas revoluciones y de manera tan reiterada que llegó a introducirse el aceite de engrase del turbo por la admisión, haciendo de combustible y no deteniéndose el motor sino hasta que hubo consumido todo el aceite motor y ‘griparse’».
El humo del vehículo
El gas negro de la furgoneta durante la prueba de gases, encendió los sensores de incendio
En la versión del mecánico, se argumentó que él puso el motor del vehículo a unas revoluciones que pudieron llegar a las 5.000 pero que, aunque el motor llegara a estas revoluciones, no implicaría la situación que se dio. Además, explicó que una vez metido el primer acelerón para llegar a las revoluciones que la prueba requiere, entre las 950 y las 4.000, el motor mantuvo las revoluciones aun tratando de quitarle el contacto al vehículo, y que sin capacidad de pararlo, «metieron cuarta o quinta para tratar de calarlo».
La realización de la prueba fue tan estrepitosa que el humo que salía de la furgoneta, de 18 años y más de 195.000 kilómetros, provocó que las alarmas de incendio del centro de inspección saltarán. Ante esta situación el vehículo quedó totalmente inutilizado y así lo confirmó el taller que comprobó el estado del vehículo tras la humareda negra.
En el taller se llegó a la conclusión de que el precio de la reparación sería tan elevado que la opción más viable sería el reemplanzo del motor por uno reacondicionado, un motor recuperado y restaurado, y que esta tendría un coste de 6.229,05 euros.
Resolución de los hechos
El propietario de la furgoneta echó la culpa al hombre que realizaba la inspección, y este al propietario, por lo que el percance se llevó ante el Juzgado de primera instancia de León, que dictaminó que debido al uso que se le había dado al uso que se le había dado, si el vehículo hubiera estado en las condiciones adecuadas no se habrían producido los daños que se generaron.
De esta manera se condenó al demandante, al propietario del vehículo, al pago de las costas causadas por el juicio. La defensa del afectado por la avería apeló la condena a la Audiencia Provincial de León, que anuló la pena impuesta por el Juzgado de León y, sin dar la razón al propietario de la furgoneta, le anuló el pago de los costes del juicio.