Los autores del crimen de Katia Santamarta dan tres versiones sobre el asesinato
La Guardia Civil cree que la víctima les exigió que abandonaran la casa
Tenían un rosario de antecedentes penales por robo con violencia, robo con intimidación, hurtos y robos con fuerza. Pero lo de Reliegos se les fue de las manos . «Quería que nos fuéramos de su casa y se puso muy insistente. No teníamos a dónde ir ni tampoco queríamos marcharnos. Todo pasó muy rápido».
Los mellizos que acabaron con la vida de Katia en Reliegos el pasado mes de julio ejecutaron la maniobra que puso fin a su vida con la misma frialdad que rapidez . Fue un corte en el cuello, certero y ágil. Para acabar con su existencia de una cuchillada no muy profunda pero sí muy bien ejecutada. Querían provocar la muerte a la víctima. Luego se deshicieron del cadáver y lo arrojaron a un pozo.
La cuestión les suscitó más dudas posteriores que previas. ¿Qué hacer después de aquello? La primera idea a veces es la mejor, pero no siempre la más adecuada. Tomaron la determinación de continuar camino y dirigirse hacia una zona alejada. La Guardia Civil los encontró cerca de San Justo de la Vega y quedaron recluidos en Villahierro .
Habían decidido hacerse pasar por peregrinos y cubrieron tres etapas de la Ruta Jacobea con la premisa de pasar desapercibidos a efectos de una posible investigación policial. Pero dejaron pistas en medio. Varios caminantes se percataron de que aquellos portugueses no seguían las costumbres de los viajeros habituales y encima eran bastante mal encarados en general con los demás compañeros de ruta.
Tarea complicada
La investigación resultó ardua y laboriosa pero mereció felicitaciones de la delegada del Gobierno
La Guardia Civil se tomó el caso con cierto aplomo. Más que nada, porque en los manuales de criminología, las reacciones a este tipo de episodios están bastante tipificadas. Y se recomienda la mesura por encima de todo. Ir «sacudiendo el árbol» hasta que caiga la fruta. El problema era que aquellos días de julio fueron especialmente propicios para los programas matinales de televisión de las grandes cadenas, que en verano andan flojas de contenidos. Los dos programas punteros enviaron reporteros a la zona, al hilo de los magacines, los informativos se sumaron al carro y Reliegos se convirtió en punto neurálgico de la actividad informativa.
Presión
¿Qué hacer? La calma que pedía la investigación chocaba con la presión externa que añadía el carácter mediático del caso. Así que, manos a la obra, se empezó a tirar del hilo más sencillo, que en realidad era casi el único que se barajaba.
Más opciones
La Policía Judicial, por si acaso, sondeó otras opciones. ¿Un robo? No cuadraba. ¿Un ataque por cuestiones de sexo? No había evidencias. Estaba claro que habían sido aquellos dos mellizos portugueses que aparecieron de improvisto en la vida de la localidad. Las cosas se habían puesto tan feas con Katia en sus últimos días de vida que ella había decidido marcharse de su propia casa . Los sospechosos no estaban cumpliendo su parte del trato. Se suponía que tenían alojamiento a cambio de hacerse cargo de algunas de las tareas de la huerta que gestionaba la fallecida. Pero no solo no lo estaban haciendo, sino que encima estaban haciendo gala de un comportamiento y de unos modales que dejaban mucho que desear.
Algunas personas allegadas a Katia declararon que la vieron rara unos días antes de que ocurrieran los hechos. A pesar de que la agricultora salía con ellos para que los conocieran en el pueblo, parece ser que le comentó a algunas personas de su entorno que prefería que los hombres se marcharan de su casa.
Antes de ser acogidos por la víctima habían estado viviendo en la calle, en unos soportales de Mansilla de las Mulas, a donde la fallecida iba los fines de semana para trabajar unas horas en un bar. Al parecer fue ella quien los encontró allí y les ofreció alojamiento, algo que hacía con frecuencia con los peregrinos que frecuentaban esa zona
Poco antes
La última vez que se les vio a los tres juntos fue el jueves por la noche mientras estaban tomando algo en un bar de Reliegos, desde las 23:00 horas hasta las 00:30. Pidieron orujo y cerveza y según los testigos todo era aparentemente normal.
Sin embargo los investigadores datan el día de la muerte de la agricultora esa misma noche del jueves y no el viernes, como se pensó en un inicio. Algunas personas del pueblo decían haber visto a Katia el viernes por la mañana pero lo que en realidad vieron fue su coche, en el que iban los dos hermanos con el cuerpo sin vida de la mujer para tirarlo al pozo. Después se dieron a la fuga. El coche que vieron, además, era de alquiler porque el de la mujer estaba en el taller, por ese motivo se produjo la confusión.
Si bien es cierto que pudieron robarle algo a la mujer después de matarla, no parece que el robo sea el móvil del asesinato porque Katia vivía de forma muy humilde. Otro de los hallazgos que los agentes investigan es el de 800 gramos de marihuana en el vehículo que la mujer alquiló. No se conoce por el momento si existe relación entre esto y la muerte de Katia.