Cajas-nido para rapaces para frenar al topillo
Castilla y León experimenta el control biológico como alternativa al uso de químicos
La instalación de cajas-nido en campos de Castilla y León para favorecer el asentamiento de aves rapaces que se alimentan de topillos, como la lechuza o el cernícalo vulgar, es una herramienta eficaz para el control biológico de un roedor que causa estragos en la agricultura y al que tradicionalmente se combate con químicos, según un estudio.
El topillo campesino está considerado en Europa como la especie de vertebrado que mayores daños agrícolas produce durante periodos de alta densidad demográfica y en España, sus plagas se suceden cada 2-5 años, principalmente en Castilla y León, causando importantes impactos ecológicos, socioeconómicos y sanitarios a escala regional.
Con el fin de prevenir los daños asociados a los cultivos, el topillo campesino ha sido objeto de gestión poblacional mediante el control químico con rodenticidas anticoagulantes, acompañadas de medidas auxiliares, como la destrucción de los márgenes de los cultivos y/o mediante el control biológico.
El uso de rodenticidas, advierten los autores del estudio, tiene un impacto medioambiental considerable y ha sido prohibido en la mayor parte de los países europeos, incluida España, por lo que es fundamental «explorar la eficacia de métodos alternativos y más sostenibles de control de plagas».
Con este objetivo, científicos del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC–CSIC, UCLM, JCCM) y del Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (Grefa) han evaluado la eficacia del control biológico del topillo campesino asociado a la instalación de cajas-nido para aves rapaces en campos de Castilla y León.
Para ello, han utilizado un índice indirecto basado en la presencia o ausencia de signos de actividad de topillos.
Los resultados muestran que la abundancia de topillo campesino fue significativamente más baja en las inmediaciones de cajas-nido ocupadas, y que ésta incrementa progresivamente según aumenta la distancia a una caja-nido, según los investigadores.
Por otro lado, considerando el número total de pollos volantones, se observa que la presión depredadora fue especialmente negativa para la abundancia de topillo al final del periodo reproductivo de las rapaces que utilizan las cajas-nido para criar.
Según la misma fuente, el efecto de las cajas-nido fue muy variable dependiendo de la zona de ubicación, siendo más limitado en el interior de campos de alfalfa, el hábitat óptimo para los topillos campesinos en ecosistemas agrícolas.
«El estudio pone de manifiesto que la instalación de cajas-nido para aves rapaces constituye una alternativa factible para el control biológico de las plagas de topillo campesino, aunque necesita de estrategias de optimización en zonas dominadas por campos de alfalfa como parte de un programa integral de control de plagas», concluyen.
En este sentido, recomiendan mejorar la densidad de cajas-nido y su índice de ocupación por parte de la lechuza, promover la instalación de perchas u oteaderos en puntos clave e implementar medidas de gestión del hábitat que favorezcan el establecimiento de otros depredadores naturales de topillos, como la comadreja.