¿Porqué uno se notó tanto y otro casi nada?

Mientras que el de Villamejil, de magnitud 3,6, se notó en casi cien localidades, el terremoto de Puebla de Lillo, de 3,2 grados, a pesar se percibió por los habitantes de la zona bajo la que se produjo.

Según Javier Fernández Lozano, el terremoto de Villamejil se produjo a escasa profundidad, unos cinco kilómetros, en una zona donde la corteza terrestre tiene más de 30 kilometros y la zona sismogénica (franja de la corteza donde se concentra la mayor parte de la sismicidad) alcanza los 15-20 kilómetros de profundidad. «La proximidad a la superficie hace que las ondas sísmicas se atenúen menos que en aquellos terremotos más profundos; explica. Además, el hecho de que el terremoto se sitúe bajo la cuenca sedimentaria, formada por sedimentos y rocas menos cohesionadas, hace que las ondas sísmicas disminuyan la velocidad de propagación aumentando la amplitud de la onda. «Esto no ocurre en las zonas rocosas, por su consistencia y resistencia al paso de la onda sísmica, lo que llamamos impedancia acústica». Por esta razón, en aquellos sectores situados sobre la cuenca del Duero, como Villamejil, el terremoto pudo sentirse a mayores distancias (la capital leones, situada a 36 kilómetros), mientras que en otras del occidente, más próximas al epicentro, apenas se pudo apreciar.