Diario de León

EL CRIMEN DE PAULA

Así hemos contado la cuarta jornada del juicio por el crimen de Paula

La mañana deja momentos emotivos y también tensos con la autopsia y las fotografías del cadáver exhibidas en sala

Los agentes esposan al sospechoso tras un receso. MÁZ

Los agentes esposan al sospechoso tras un receso. MÁZ

León

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El crudo relato de la autopsia al cadáver de Paula, que explicó los momentos que rodearon a su muerte y las lágrimas de los familiares de la víctima ante la crudeza de las fotografías incluidas en el informe de inspección ocular de la escena del asesinato marcaron la cuarta jornada del juicio por el crimen de Mansilla de las Mulas. 

El análisis de la ropa y las lesiones revela muchas contusiones en el cuello, la cara, las manos, la nariz y las piernas. "Son lesiones muy específicas". La punta del cuchillo llegó desde la espalda hasta el esternón, síntoma inequívoco de la crudeza del ataque.

Paula "estaba viva cuando se produjeron las primeras puñaladas, que no fueron accidentales", dicen las forenses. Las contusiones indican que no hubo defensa por parte de la fallecida. Las contusiones no eran mortales pero dejaron a la víctima en situación de forcejeo previo a desangrarse por las heridas.

Las mismas doctoras evaluaron el estado psiquiátrico del investigado. Llegaron a la conclusión de que distinguía perfectamente el bien y el mal en el momento de los hechos y que era consciente de lo que hacía. 

Refirió una serie de antecedentes familiares y de hechos del pasado pero que no modifican sus conclusiones iniciales. Presenta rasgos límite de personalidad que en cualquier caso consideran no relevante porque se traduce en respuestas a determinados hechos y que corresponden a la personalidad: "No evidencia un trastorno propiamente dicho", señalan las doctoras. Consideran las profesionales que es perfectamente imputable.

Las instantáneas de Paula ya sin vida tendida junto a su cama generaron también momentos especialmente dolorosos para los allegados de la víctima, que no abandonaron la sala, no obstante, en un esfuerzo de entereza.

Frente a la escena en los bancos del público, en el estrado el sospechoso evitó mirar directamente a las imágenes y por momentos dio señales de ser víctima de un conato de tic nervioso que disimuló perfectamente.

Fue lo más destacado de una mañana en la que la defensa insistió con el testimonio de dos vecinos en su tesis de que víctima y sospechoso no eran pareja. Sirve el dato para determinar si se incardinan los hechos en el epígrafe de la violencia de género o si se evita enduecer las penas por la circunstancia agravante de parentesco. Es lo que más parece estar en juego a estas alturas de la semana, con descanso previsto para este viernes y parón hasta retomar la actividad el lunes.

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