Diario de León

Tres hermanas apuestan por Val de San Lorenzo: «Somos emprendedoras»

- Gloria, Carmen y María Jesús Cuesta Bajo han apostado por reconvertir negocios familiares y emprender en Val de San Lorenzo en sectores como la hostelería y la lana. Un obrador, una tienda textil y una posada en un pueblo que no llega a 500 habitantes que busca iniciativas para repoblar y crecer

María Jesús, Gloria y Carmen Cuesta Bajo, con Ana Suaña, hija de Carmen. ABEL LOBATO

María Jesús, Gloria y Carmen Cuesta Bajo, con Ana Suaña, hija de Carmen. ABEL LOBATO

León

Creado:

Actualizado:

Gloria María, María Jesús y Carmen Cuesta Bajo son tres hermanas de una generación de emprendedores de Val de San Lorenzo . Las tres han decidido apostar por su pueblo natal y por mantener la tradición cultural, textil y gastronómica da la zona  y de su familia como medio de vida y para fijar población. 

Las tres han mantenido, con reformas, el terreno familiar y seguir con los mismos sectores que emprendieron sus familiares de restauración y fabricación y confección de lana.

Las tres se ayudan mutuamente en sus respectivos negocios, en los que están involucrados todos los miembros de la familia. Carmen, por ejemplo, probó suerte fuera del pueblo, pero al cabo de un tiempo  volvió y se quedó, inculcando a su hija, que también se ha quedado, el cariño por la tradición familiar. 

Mujeres que se arraigan en la tierra con una fuerte iniciativa emprendedora. María Jesús lo tiene claro: «Val de San Lorenzo es una zona muy matriarcal, las mujeres somos muy emprendedoras, tenemos mucha fuerza». Y para muestra la de estas tres hermanas y una sobrina que sigue la senda familiar. 

Gloria conoció a su marido en el restaurante del pueblo que tenían alquilado. «Mi marido es de Córdoba y con 18 años se vino a Santa Marinica, en el municipio de Villazala. Lo conocí en un curso de cocina. El empezó con Carlos Cidón y vino a trabajar al restaurante. En 2017 decidimos dejarlo, todo el que tiene un negocio de hostelería sabe lo complicado que es trabajar y compaginarlo con la vida familiar. Nuestra hija ahora tiene 8 años, pero entonces era muy pequeña». 

Gloria está feliz en Val de San Lorenzo. «Es un sitio tranquilo, hay colegio y siempre tuvimos claro que queríamos quedarnos aquí». Entonces volvieron a mirar para el textil, el negocio familiar. «Estuvimos un tiempo con el textil y luego lo cogió mi hermana».

En el año 2018 Gloria abrió el Obrador de Toribia. «Toribia Fuertes era mi bisabuela, una mujer fuerte, que se quedó viuda con cuatro hijos pequeños al frente de un mesón.  Su marido murió de gripe en 1918. ¡Hay que ver qué fuertes eran esas mujeres! La idea del obrador me la dio mi madre. Decidimos dividir la tienda del textil y dedicar una parte al obrador».

Una nueva empresa familiar con productos artesanales. «Mi abuela hacía empanadas muy buenas y me dio la receta. Todo lo que sale del obrador es natural, sin aditivos y con productos de proximidad. Vendemos en el pueblo y en Astorga, donde mi hermana, la que está al frente del textil, ha abierto también una tienda». Gloria también trabajó con el textil. «Hice muchas chaquetas en la tienda», recuerda.

Es difícil explicar los negocios de estas tres hermanas por separado porque aunque son sectores económicos diferentes funcionan como una corriente y traspaso de saberes y apoyo físico. Los tres se mantienen en los terrenos de la familia y el trabajo del textil, el obrador y la casa rural forman parte de un conjunto familiar de una saga que apuesta por la tierra. Y también por la expansión.

María Jesús se marchó y volvió. Durante catorce años vivió en Madrid, pero decidió construir, con su marido, una posada rural. «Me fui a Madrid por amor».

Así empieza a contar su historia de emprendimiento.  Es administrativa de formación y encontró un trabajo en la recepción de Sogecable. «Una compañera amiga mía cogió la baja por maternidad y acabé en la CNN en los informativos durante dos años. Era secretaria de redacción en los informativos en la época de Iñaki Gabilondo. También trabajé durante tres meses en la productora del debate de José María Calleja. En los últimos coletazos de la CNN nos dieron a elegir si queríamos reengancharnos en Telecinco o el despido con la indemnización. Lo hablé con mi marido, que también tenía una empresa de comunicación, y le planteé la posibilidad de venirnos a Val de San Lorenzo, abrir una posada rural, que era mi sueño. Mi marido es de Mérida y llevaba treinta años trabajando en Madrid, pero me dijo que sí. Siempre me ha apoyado. Tenemos una hija que ahora tiene 16 años, pero entonces tenía 2 y decidimos que era el momento oportuno de trasladarnos a una zona más tranquila. Me apoyó y cambiamos de vida». María Jesús llegó primero con su hija, y su marido se incorporó un año después. «Construimos la posada en el terreno de mis padres, el mismo en el que están el obrador y el textil de mis hermanas. La levantamos de cero y ahora, después de doce años, quiero cerrar esta etapa y emprender otro negocio».

Emprender, cambiar, cerrar etapas y probar cosas diferentes son las dinámicas en la que se mueven estas tres hermanas. En pleno auge de la posada, después de doce años de actividad, con una clientela fiel y una valoración de 9,7 en Booking, a María Jesús le empieza a nacer el gusanillo del cambio.  «Soy mucho de cerrar etapas y de abrir otras nuevas. Hemos puesto a la venta la posada. Mi marido organiza desde hace veinte años viajes por África con la moto y quiere dedicarse a eso a tiempo completo, y yo voy a trabajar con mi hermana en la tienda que ha abierto en Astorga».

En plena Maragatería, Val de San Lorenzo es conocido por la fabricación y la comercialización de los tejidos de lana. Con 493 habitantes, según el último dato del Instituto Nacional de Estadística (INE), el pueblo quiere crecer en población.

El alcalde de la localidad busca vecinos y el Ayuntamiento ha hecho un llamamiento para que se vuelva al pueblo y a la tranquilidad del mundo rural con la adquisición de una vivienda pública que ayude a frenar la despoblación.

Defiende que la  localidad, enclavada en el medio rural y a tan solo ocho kilómetros de Astorga, cuenta con multitud de servicios Los interesados deberán inscribirse como demandantes de vivienda de protección pública seleccionando el municipio de Val de San Lorenzo.

Carmen es la tercera hermana de esta saga que siguió la tradición familiar y de la economía de la zona con una apuesta por el textil. «Mi abuelo trabajó en el textil de lana desde 1946. Nunca he abandonado el textil. También estuve con mi hermana en el restaurante y me quedé con el trozo de la tienda, que he ido cambiando desde que abrimos hace 35 años».  

Carmen también probó suerte fuera de Val de San Lorenzo y cuando se casó se trasladó a Zamora. «En Zamora abrí una tienda en la que vendía productos de Val de San Lorenzo, pero duré un telediario. Pronto regresé. Mi marido se dedicaba a la construcción y vinimos para hacer las obras en el mesón, que luego se alquiló y ahora llevan una familia que vino de Segovia.  Hace 14 años volvía coger con mi hermana el textil, que era un negocio familiar. La hostelería es para vivirla, estábamos todos involucrados y lo dejamos. Mi hermana abrió el obrador y yo me quedé con el textil. Estoy separada y mi hija, que tiene 27 años, me ayuda con la tienda porque yo le dedico más tiempo a la que he abierto en Astorga, donde vendo productos del obrador de mi hermana Gloria».

Una economía familiar circular sin abandonar la esencia de la tierra, de la tradición familiar, en la que Ana, la hija de Carmen, comienza a recoger el testigo. Ana estudió Educación Infantil. «Trabajaba en una guardería que cerró durante la pandemia, y ahora me ayuda en la tienda en Val de San Lorenzo».  Carmen tiene otros dos hijos. El mayor estudió Física y trabaja en Madrid y el más pequeño es administrativo y encontró trabajo y vive en León. 

«En Val de San Lorenzo se vive muy bien. Hay farmacia, supermercado, consultorio médico todos los días, colegio, guardería... tiene vida. Ah, y misa todos los domingos. La vida aquí es tranquila y hay muchas posibilidades porque está a un paso de Astorga y muy cerca de León». Así define Carmen las bondades de su pueblo y del textil, en la misma línea del reclamo lanzado por el Ayuntamiento.

«Ahora estamos mejor, pero con la crisis económica, la pandemia y las prendas de los chinos perjudicaron mucho al sector, pero ahora hay mucha gente que vuelve a la lana, mucho más actualizada. Ya no son sólo mantas, hacemos chaquetas, bufandas, chales, corbatas...hay muchas posibilidades y cortes que no pasan de moda. La lana merina es una maravilla, no pesa ni pica, que era lo que se pensaba antes. Hay estudios que demuestran que para descansar mejor por la noche es bueno sentir algo de peso en el cuerpo y la lana merina tiene muchas propiedades». Carmen compra la lana y la teje en su tienda utilizando telares automáticos. 

El Museo Textil de Val de San Lorenzo recoge toda la historia de fabricación y confección de lana de la zona.

tracking