El sector vive una encrucijada y pide ayuda de las administraciones
El sector del lúpulo en la comarca del Órbigo, donde se concentra más del 90 por ciento de la producción nacional, está viviendo una encrucijada, marcada por una cosecha devastada por el oídio, que afecta a entre el 30 y el 40 por ciento de la producción, y que afecta a familias enteras.
El primero en alzar la voz en defensa del sector ha sido el alcalde de Carrizo de la Ribera, Alfonso Alonso, quien ha reclamado a los ministerios de Agricultura y Hacienda una reducción del índice de rendimiento neto de módulos de los cultivadores, como una de las medidas que pueda paliar lo que considera una «catástrofe» para el tejido productivo de la comarca.
También las organizaciones agrarias han salido al paso para exigir, como ha hecho Ugal-UPA y Coag, que se aborde la falta de productos específicos para combatir enfermedades del cultivo, problemas que no tienen en países países comunitarios de gran producción como Alemania. Señalan que han «sido partícipe directo del manifiesto
Esta falta de alternativas en fitosanitarios la han hecho llegar a la Cámara de Comercio, la Junta y el ministerio, mientras culpan a las administraciones de rehuir el problema.
Finalmente, los cultivadores han reclamado a Hopsteiner que mejore las condiciones económicas del convenio, debido a que el aumento de costes ha complicado la situación de los productores. Actualmente, los cultivadores tienen un convenio firmado en el año 2017 con Hospteiner España, por el cual reciben 41 euros por kilo alfa, hasta el año 2024 incluido. La propuesta de los lupuleros es incrementar hasta los 51 euros el precio del lúpulo en origen, para así poder compensar el aumento de los costes de producción como los fertilizantes, los combustibles o la electricidad, que en algunos casos han sido de más de 50%. Por su parte, Hopsteiner España está estudiando la propuesta detenidamente, aunque recuerda que el convenio está en vigor hasta 2024 y que deben responder ante las empresas cerveceras.