El campo leonés, en pie de guerra, saca cerca de 500 tractores a la calle para demostrar el hartazgo del sector

Asomaban ayer las primeras luces del alba cuando las carreteras leonesas empezaban a llenarse de tractores. Salían casi de todos los sitios. Nadie los había convocado, ninguna organización agraria, ningún partido político, ninguna asociación, ningún colectivo. Apenas un par de días antes, animados por las movilizaciones de Francia, casi de manera espontánea, los agricultores y ganaderos leoneses comenzaron a organizarse a través de grupos de Whatsapp, con una respuesta desbordante.

Se habían dividido por zonas. Los de los Oteros, Sahagún y Mansilla de las Mulas habían quedado a las ocho de la mañana en Palanquinos; los de la vega del Esla, el Páramo, Valderas y Valencia de Don Juan a las nueve en Villamañán; los de la comarca de Astorga a las diez y media en la rotonda de San Justo de la Vega; los del Órbigo y el Páramo alto a las ocho en el polígono de Villadangos, a donde se dirigieron también otros desde La Bañeza.

Y a fe que lo cumplieron. Había pocas consignas, pero sí una era clara: circular por algunas de las principales carreteras y puntos de la provincia para ralentizar y colapsar el tráfico. Nada de algaradas. Y así fue, con una participación apenas conocida hasta ahora. Cerca de 500 tractores moviéndose en caravana repartidos por distintas zonas.

A las ocho de la mañana ya estaban llegando al polígono industrial de Villadangos, provocando colas kilométricas en la carretera N-120, ya que se trataba de una hora punta de entrada a los trabajos tanto en el propio polígono como en la capital leonesa. Tal fue el caos que las autoridades tuvieron que recomendar vías alternativas como la autopista entre León y Astorga.

Más de cien tractores llegaban también a las ocho de la mañana al área de servicio de Palanquinos para dirigirse a León, donde llegaron hasta la avenida de Europa.

En el área de servicio el ‘Pato Borracho’ de Villamañán se citaron a las nueve de la mañana. Y allí se presentaron unos 140 tractores que, una hora después salieron en caravana hacia Valencia de Don Juan, cruzaron la ciudad sin entrar en el centro, y dieron la vuelta otra vez hasta Villamañán. Igualmente, provocando largas colas de vehículos.

Una vez allí tomaron la decisión, porque la jornada trascurrió así de manera más o menos improvisada, de ir a León, pero no por la N-630 que sería la ruta más corta, sino por Santa María del Páramo y la CL-622 al ser una carretera de mayor tráfico y, por tanto, mayor sería su repercusión. Llegaron hasta las puertas de la capital ya que en Ribaseca las fuerzas del orden les obligaron a darse la vuelta.

Hay que destacar que no se produjo ningún incidente de consideración a pesar de que no se trataba de una protesta autorizada. El comportamiento de los participantes, en su inmensa mayoría, fue absolutamente tranquilo. Como ellos mismos señalaban, «nadie nos puede decir nada porque vayamos circulando por la carretera». Y es que eso es lo que pasó. Nada de cortes de carreteras, nada de quema ni destrozos de mobiliario, nada de coaccionar al resto de usuarios de las carreteras, más allá de los lógicos inconvenientes de tener que ir detrás de una fila de cien tractores circulando a 30 kilómetros por hora.

Y a por la tarde cada uno se dirigió a su pueblo con el objetivo conseguido de alzar la voz y mostrar la fuerza de un campo leonés que ya está harto de las imposiciones que le llegan de Europa y de un Gobierno del que sienten que los deja indefensos.

«Por el camino que vamos aquí no va a quedar nadie», afirmaba un joven agricultor de Algadefe. «Acabo de cobrar la cosecha del maíz y ya no tengo ni un euro en la cuenta y yendo a pedir un crédito para ir tirando no arreglamos nada. Menos mal que mi mujer es funcionaria y es de lo que vamos tirando», lamentaba otro de Grajal de Ribera.

Una pancarta colgada en la trasera de un tractor dejaba claras cuáles son sus reivindicaciones que se resumen en una: rechazo absoluto a la Agenda 2030. Y más concretamente podían leerse estas demandas: «No a la rotación obligatoria de Cultivos», «No al derribo de presas», «Más embalses», «No al cuaderno de explotación digital», «No a la geoingeniería climática», «Reciprocidad en las relaciones con países extracomunitarios», «No a la diversificación de cultivos», Mismos requisitos fitosanitarios para las importaciones», «Cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria», Prohibición de la especulación de precios en los puertos», «No al fin del motor de combustión». Proclamas que se mezclaban con frases dirigidas al consumidor como «Estás comiendo cereales de Ucrania con pesticidas cancerígenos y no lo sabes», «Estás comiendo tomates de Marruecos con pesticidas cancerígenos y no lo sabes» y «Estás comiendo alubias con pesticidas cancerígenos y no lo sabes».

Mensajes todos ellos que denotan un absoluto hartazgo de las normativas que llegan de Europa como la nueva PAC que entró en vigor en la última campaña y que es especialmente dolorosa para el campo leonés al obligar a la rotación de cultivos que limita la siembra de maíz, el cumplimiento de aspectos medioambientales que consideran ideológicos, la bajada de los precios de los productos, la entrada de otros de terceros países en los que no tienen las mismas exigencias y, por tanto, hacen competencia desleal, y el sentir generalizado de estar abandonados por el Gobierno de España más pendiente de temas ambientalistas que de un defensa real de sector agrícola y ganadero y del medio rural en general, han desembocado en una protesta como la que tuvo lugar ayer en las carreteras leonesas como pocos recuerdan tanto por su organización casi espontánea como por la respuesta masiva de los agricultores. Y esto no parará aquí.

A las ocho de la tarde tuvo lugar un accidente entre un coche y un tractor en la N-120 entre San Martín del Camino y Hospital de Órbigo con dos heridos leves.