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Nogarejas despide al guardia civil David Pérez entre el dolor y la rabia: "Siempre ganan"

Los vecinos y compañeros del agente asesinado en Barbate arropan a una familia destrozada

Funeral de David Pérez, en Nogarejas.MARÍA FUENTES

León

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David Pérez Carracedo ya descansa en la sepultura familiar del cementerio de Nogarejas tras un multitudinario entierro en que que familiares, vecinos, amigos y compañeros despidieron al Guardia Civil fallecido en Barbate (Cádiz) el pasado viernes cuando la zodiac que tripulaba junto a un compañero fue embestida por una narcolancha.

«Siempre ganan, me cago en la puta; hoy y siempre», fue el grito desgarrador que rompió ayer el absoluto y respetuoso silencio mientras el féretro era sacado a hombros del tanatorio por un grupo de guardias civiles para ser trasladado a la iglesia de Nogarejas donde tuvo lugar una misa-funeral oficiada por el obispo de Astorga, Jesús Fernández González. El templo se quedó pequeño para acoger a todo el público asistente.

A diferencia del día anterior en el que el frío cortaba el alma, ayer a mediodía hacía un sol radiante en esta localidad perteneciente al municipio de Castrocontrigo. Cientos de personas se acercaron dar el último adiós a uno de sus hijos. También muchos compañeros de la Guardia Civil y de otros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado como la Policía Nacional. Eso sí, ningún representante político, más allá de los locales.

David Pérez Carracedo estaba íntimamente ligado a Nogarejas. Su madre, Rosalina Carracedo, es natural de este pequeño pueblo de la comarca de la Valdería leonesa. Pertenece a una familia muy numerosa de 16 hermanos, muy querida en la localidad, según han manifestado y demostrado estos días todos los vecinos.

David era un habitual del pueblo. Aunque residente primero en Barcelona y luego en Navarra, de pequeño pasaba la mayor parte del verano en casa de la abuela materna. Ya de mayor seguía haciéndolo. Siempre que sus obligaciones laborales se lo permitían acudía con sus dos hijos y su esposa, Patricia, a disfrutar unos días. La última vez, la pasada Nochebuena. Ya no podrá volver a hacerlo. Guardia Civil de profesión y entregado a las operaciones y cuerpos más complicados, el pasado viernes perdió la vida junto a otro compañero en aguas de la localidad gaditana de Barbate cuando unos narcotraficantes les embistieron con su lancha.

Tras los homenajes recibidos en Pamplona, donde estaba destinado, el cuerpo de David llegó este domingo al caer la tarde a Nogarejas, donde fue recibido por familiares, amigos y compañeros. Su cadáver fue velado en la intimidad familiar en el tanatorio de la localidad.

Ayer tuvo lugar un multitudinario funeral. Todavía no eran las doce del mediodía cuando los alrededores del tanatorio de Nogarejas estaban ya abarrotados de gente. Una vez más, el silencio volvió a ser la nota dominante. Silencio y absoluto respeto. Pasaban unos minutos de las 12.00 horas cuando a hombros de sus compañeros de la Benemérita, el féretro con el cuerpo sin vida de David Pérez Carracedo, apareció por la puerta del tanatorio. En ese momento, un grito de rabia salió de los asistentes. «Siempre ganan, me cago en la puta; hoy y siempre».

Mientras, el ataúd con el cadáver de David se abría paso entre la gente para llegar a la iglesia, ubicada a apenas unos metros, justo al otro lado de la calle. Dentro del templo se celebró la misa-funeral, sin cámaras de fotos de los medios de comunicación. Una vez más, volvió a imperar el respeto.

Durante la celebración, la hermana del fallecido, Sandra, le dedicó unas emotivas palabras que concluyeron una declaración que salía de lo más profundo del alma: «Velaré por la felicidad de tus hijos. Te lo prometo. Ahora nos proteges desde el cielo».

Tras unos tres cuartos de hora, terminada la misa, el féretro volvió a ser sacado a hombros de la iglesia por miembros de la Guardia Civil para ser trasladado hasta el cementerio de la localidad. En este momento, de entre la gente otra voz se alzó para decir «David, siempre presente, siempre GAR», en referencia al Grupo de Acción de Rápida al que el fallecido pertenecía.

Decenas de coronas de flores portadas por guardias civiles uniformados formaban parte de una comitiva compuesta por cientos de vecinos, familiares y amigos que, a pie, acompañaron hasta el cementerio, situado a las afueras del pueblo, donde desde ayer ya descansará para siempre David Pérez Carracedo junto a sus antepasados familiares.

Desde el viernes hasta ayer han sido días duros para esta localidad de unos 230 habitantes que por motivos que ninguno de sus vecinos hubiera deseado se ha visto en todos los informativos y medios de comunicación locales y nacionales. Hoy volverán al anonimato, pero ninguno olvidará a David, ese niño y joven que miles de veces corrió por el pueblo que tanto quería, su pueblo.