Diario de León

Los libros de cuentas de las iglesias, una fuente de datos inagotable

Moscas del Páramo, historia desconocida

El investigador Javier Benéitez logra documentar en el Archivo Histórico Diocesano de Astorga el desconocido Santuario de Nuestra Señora de las Angustias, su pendón, el convento de Santa Juliana y su fuente

Necrópolis medieval de Moscas del Páramo descubierta en el año 2014. DL

León

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El investigador Javier Benéitez, ávido por sacar a la luz la historia desconocida de los pueblos de la comarca, lo ha vuelto a hacer, ahora en Moscas del Páramo, donde ha sido capaz de documentar un santuario, su pendón y el convento de Santa Juliana con su fuente. En el camino, también se ha topado con alguna curiosa anécdota.

A raíz del descubrimiento fortuito en el año 2014 de una necrópolis medieval en el transcurso de una excavación con motivo de la obras de regadío del Páramo Bajo, conformada por una docena de tumbas construidas de piedra del cerro, le hace sospechar que pudiera existir alguna construcción religiosa cercana.

En el Archivo Histórico Diocesano de Astorga Benéitez localiza un libro de 50 páginas y 6 documentos anexos sueltos en su interior titulado ‘Libro de Cuentas del Santuario de Nuestra Señora de las Angustias de Moscas del Páramo’. «Este hallazgo no sería nada sorprendente si no fuera porque los vecinos de la localidad nunca escucharon hablar del citado santuario. Entonces ¿dónde y cuándo existió?», se pregunta el investigador.

El libro da comienzo con las cuentas del año 1862 con la visita al Arciprestazgo de Páramo y Vega por el obispo de Astorga, Fernando Argüelles Miranda, que manda en otro libro de fábrica, el de la iglesia del Salvador de Moscas, que se dé comienzo un libro nuevo por separado para llevar las cuentas de la Ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Moscas. Ordena también que, debido al estado ruinoso de la iglesia, se termine a la mayor brevedad posible la techumbre de la ‘Capilla’ de Nuestra Señora de las Angustias y que se adorne con la correspondiente decencia para poder celebar en ella el sacrificio de la misa.

En el transcurso del libro se nombra un santuario, una ermita y una capilla con el mismo nombre, el de Nuestra Señora de las Angustias, aunque a partir de ese momento nunca más aparece la palabra capilla y solo figura un santuario y una ermita.

Como datos interesantes figura la forma de financiación del santuario que tenía un rebaño de ovejas de las que se obtenía cierta cantidad de reales por la venta de éstas, de sus cadáveres y de su lana. Además pagaba a un pastor por su guarda y pastoreo.

También lograba ingresos por la venta de ramos, limosna de eminas de centeno, venta de mortajas para fallecidos, limosna de reales aportados por Valcabado, Navianos, Roperuelos y Quintana, o por novenarios que pagaban los pedáneos de Roperuelos, Valcabado y Navianos. «De lo que deduce el interés y la importancia que este santuario suscitaba entre los pueblos cercanos a Moscas del Páramo», comenta Benéitez.

En los primeros años del libro se detallan varias obras en el santuario como el empedrado de la mitad del templo y los soportales o el desmonte de un terreno para la construcción de la sacristía.

En las cuentas que da el párroco por escrito en 1866 «queda patente cual es el lugar que ocupó el santuario, que no es otro que el mismo donde hoy está situada la ermita, como queda reflejado en el texto inicial de estas cuentas donde dice: ‘cuentas que da el infrascrito párroco de Moscas, de los ingresos de limosna a favor del Santuario o Ermita de Nuestra Señora de las Angustias, está en dicho pueblo, con expresión de cargo y data pertenecientes a esta año 1866’», señala Javier Benéitez.

En el texto se nombra también la celebración del Día de Pascuilla, que aún se sigue celebrando en la localidad con la denominación de ‘Pasquilla’.

Otro dato importante que se extrae del libro descubierto por Benéitez es que en el año 1869 el Santuario de Moscas del Páramo también hace las veces de iglesia parroquial al encontrarse arruinada la de San Esteban de Moscas.

Javier Benéitez, en su investigación logra también uno de sus objetivos que es demostrar que todos los pueblos de la comarca tuvieron su pendón. Y Moscas del Páramo no podía ser diferente. En libro aparece documentado por primera vez en el año 1874, pero también en años posteriores como Pendón de la Virgen de las Angustias de Moscas del Páramo. Se sabe que en algún momento fue de siete paños. Incluso localiza una factura del 12 de enero de 1875 de 1.639 reales del pago al Comercio de la Viuda de Iglesias e Hijos, de Astorga, donde se detallan algunos de los artículos comprados para el pendón como damasco encarnado, damasco verde, damasco azul, randa dorada, flequillo, borlas, una cruz, seda y la hechura del pendón.

Además de la labor documental, el investigador realizó una labor de campo contactando con el párroco de Moscas, Ángel Domingo Crespo, y con una vecina de la localidad, Elena Astorga, que le contó que ella recordaba ver la tela del pendón en e interior de la ermita y que era de color rojo y verde con una franja azul en medio, datos que coinciden en gran medida con la factura de 1875.

Otro dato facilitado por Elena Astorga es que en el mismo lugar en el que se encontró la necrópolis medieval, ella siempre escuchó desde pequeña que estaba ubicado el Convento de Santa Juliana, donde hoy sólo hay espesa vegetación, con una fuente en sus inmediaciones que también se denominaba de Santa Juliana.

En su labor de escudriñar documentos, en otro libro de cuentas que comparte con la parroquia de Cebrones del Río, en el año 1896 se relata un hecho nada usual: «...tuvo lugar el acto más heroico y consolador cristiano, viendo postrado a los pies de nuestro excelentísimo prelado a la primera autoridad municipal, D. Antonio Cuesta Fernández, quien, por ignorancia o mala inteligencia, había firmado ante el juzgado municipal, su acta de separación de la Iglesia Católica. Reconociendo su error, no dudó un momento y para satisfacción pública, humilde y arrepentido, arrojarse ante las gradas del altar y ante el excelentísimo prelado implorando su piedad e indulgencia, quien como mejor pastor le estrecha su mano paternal para levantarlo de su postración; cuyo acto generoso y voluntario, digno de ser imitado contra el orgullo humano, sirvió de tema para manifestar la alegría, gozo y contento que inunda nuestro corazón comprimido».

La anécdota

El alcalde firmó en 1896, por error, su separación de la Iglesia, de lo que arrepintió ante el obispo

Portada del Libro de Cuentas del Santuario de Moscas descubierto por Benéitez. DL

Encabezado de la factura de 1875 para el pendón de Moscas. DL

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