El campo leonés pierde el 10% de la producción de cereal y dispara los cultivos industriales
El Observatorio Agroalimentario constata la incertidumbre en el sector marcada por los precios y la subida de costes
Editorial: 'Encrucijada agraria mirando hacia el futuro'
El sector primario de León ha experimentado una significativa reducción de un 10,9% en la producción de cereales en 2023, aunque solo representa la mitad de lo que ha caído en Castilla y León, según los datos recabados por el Servicio de Estudios Económicos de Castilla y León (EcovaEstudios) en las conclusiones resultantes del Observatorio Agroalimentario 2022.
En cambio, sí se ha registrado un fortísimo incremento de los cultivos industriales, con un 88,2% más de producción que en 2022, aupados por los precios, lo que supone que ya representan el 25,5% de la producción agraria de la provincia. Otro cambio significativo ha sido el aumento de las leguminosas, en un 73,4%, aunque siguen representando únicamente el 0,5% de la producción, y el de las patatas, cuya producción ha crecido un 30,9%.
Entre los datos más significativos, también figura el crecimiento de un 27% de la producción de forrajes y, en ganadería, el retroceso del vacuno de leche, en un 2,7%, y el crecimiento del cerdo ibérico en más de un 47%.
En la presentación del estudio, el director del servicio de estudios económicos de CyL en Valladolid, Juan Carlos de Margarida, ha afirmado que el sector agroalimentario de Castilla y León afronta una «incertidumbre pronunciada» debido a la «volatilidad de los precios» marcada por la sequía y la inflación.
«La sequía que se está produciendo y la inflación han hecho incrementar los costes de producción en un 22% y han producido menores cosechas, rentabilidades de empresas y de explotaciones y de ingresos», ha asegurado De Margarida durante la presentación.
El director ha insistido en que existe una «subida de la renta agraria que es insuficiente para garantizar unas explotaciones rentables por lo que desaparecen explotaciones día a día que podían haberse mantenido». Además, ha señalado que hay «una mala gestión del agua» a nivel nacional y una «PAC que ayuda a mantenerse pero no proyectarse en el futuro».
Asimismo, De Margarida ha destacado que el sector agroalimentario de Castilla y León afronta «incrementos de los costes laborales debido a la subida del salario mínimo interprofesional y de las cotizaciones sociales» y «la tensión de la cadena alimentaria, donde los precios no paran de subir».
El director del servicio de estudios económicos de CyL en Valladolid, ha advertido, además, que el sector agroalimentario se enfrenta a «diversas amenazas», como el cambio climático, el relevo generacional, la despoblación rural y una creciente burocracia.
De Margarida ha señalado que la existencia de una legislación nacional «cada vez más intervencionista no ayuda a la creación, mantenimiento y desarrollo de explotaciones agroalimentarias».
Así, ha insistido en que las exigencias de la Unión Europea afectan a los márgenes del sector primario frente a otros países, «lo que provoca una competencia desleal».
«La burocracia y las normas establecidas por las diferentes administraciones públicas han creado una mayor carga administrativa y han desincentivado la creación de nuevas empresas», ha afirmado el director del servicio de estudios económicos.
Asimismo, ha advertido que el Pacto Verde Europeo, con sus iniciativas en pos de un futuro climático neutral, tendrá consecuencias económicas «no previstas», como la reducción de déficits sanitarios y medios de producción, y una menor disponibilidad de alimentos.
Renta agraria
Innovación y empleo en las pymes agroalimentarias
Las pymes agroalimentarias, que representan el 80% del tejido empresarial, requiere de una «formación continua» y tiene necesidad de potenciar «la investigación, la innovación y la digitalización para seguir avanzando en productividad y en eficiencia».
Es una de las conclusiones que ha reflejado el el director del servicio de estudios económicos de CyL en Valladolid, Juan Carlos de Margarida, que ha añadido que «hay que lograr una sostenibilidad ambiental y económica» en el sector, haciendo frente a «la escasez de agua, la necesidad de disponer de nuevas zonas de regadío, así como la renovación y actualización de las ya existentes».
También ha descado el «alto potencial de oportunidades de empleo» debido al «aumento constante de las exportaciones basado en una calidad premium de los productos».
Para lograr estas oportunidades, el director del Servicio de Estudios Económicos ha señalado que es necesario «apostar por una formación especializada a través de la formación profesional dual de las universidades y de los centros de desarrollo e investigación» que permitan impulsar la «internacionalización y la innovación» del sector.
Por último, el responsable del Servicio de Estudios Económicos ha insistido en la necesidad de contar con «un sector agroalimentario resiliente, competitivo y sostenible» para «afrontar con éxito los retos en todos los ámbitos para un futuro que ya es un presente», ha concluido.