La población del desmán ibérico en León se desploma casi un 60% en la última década
Un reciente estudio detecta la presencia de esta especie en peligro de extinción en 26 cuencas de las 64 registradas en 2014
La situación del desmán ibérico en Castilla y León es «extremadamente delicada». Así se desprende del estudio titulado Actuaciones de seguimiento y mejora del conocimiento de las poblaciones de desmán ibérico en Castilla y León , encargado por la Junta de Castilla y León a Biosfera Consultoría Medioambiental.
Para la elaboración de este estudio se han prosfectado un total de 217 tramos fluviales en 2022 y 119 en 2023. De este trabajo, que consiste en la recogida de muestras y en los análisis genéticos, se confirmó la presencia de desmán en 68 localidades, de las 149 contabilizadas en 2014, de las que 26 se encuentran en la provincia de León, que llegó a tener individuos en 68 localidades, siendo las cuencas de Yuso y del Sil las que más ejemplares conservan.
El desmán es una de las especies endémicas más primitivas de la península y que en estos momentos se encuentra gravemente amenazada. Se trata de un pequeño mamífero insectívoro semiacuático que se caracteriza por una larga y aplastada trompa que utiliza para prospectar el lecho de los ríos y detectar los macro-invertebrados acuáticos de los que se alimenta, y por unos pies ensanchados y con membrana que le permiten nadar con rapidez. A pesar de su enorme interés ecológico y evolutivo, se trata de una de las especies más desconocidas de la fauna europea debido a la escasez de sus poblaciones y a la dificultad de detectar esta especie nocturna y altamente esquiva.
Castilla y León alberga uno de los mayores núcleos de esta especie, concretamente en el noroeste de la provincia de Zamora, oeste y norte de León y norte de Palencia y Burgos. Son precisamente las subpoblaciones del Sistema Central las que han sufrido un declive más acusado en las últimas décadas por lo que están incluidas en el catálogo español de especies amenazadas en la categoría de en peligro de extinción.
La zona oriental de la provincia aún conserva ejemplares a lo largo de toda la subcuenca del Yuso, justo por encima del embalse de Riaño, en una zona bien conservada a gran altitud que parece no haber sufrido los efectos de los estiajes acusados de años atrás. En el resto de la cuenca del Esla se pierde la población de desmán, tanto aguas arriba, como aguas abajo del embalse de Riaño.
Los datos de las cuencas que vierten al cantábrico, los ríos Sella y Cares, arrojaron resultados genéticos negativos, mientras que en la subcuenca del Porma la especie queda relegada a tramos de cabecera, desapareciendo en los tramos medios. De las cinco localidades en las que se detectaron ejemplares en 2014, solamente se mantiene el desmán en dos de ellas.
En total, comparando localidades visitadas en ambos periodos, en el núcleo Cantábrico en 2014 se detectó la presencia de desmán en 26 de ellas, mientras que en la actualidad se restringe a apenas 11 puntos, lo que implica una reducción del 58 %.
En el núcleo Occidental, la reclusión cada vez mayor a zonas de cabecera, queda manifiesta en las subcuencas de los ríos más orientales, como el Curueño y el Torío. Llama especialmente la atención la pérdida de efectivos en el Torío donde se efectuó en 2016 un programa de trampeo para evaluar la permeabilidad de las barreras existentes, que permitió constatar su presencia en varias zonas de cabecera capturándose un total de 7 individuos. En cambio, en 2023 solo se confirma presencia en uno de los tributarios del Torío en la zona de cabecera (río Canseco).
En la montaña central leonesa las subcuencas del Bernesga y Luna, son a priori, las que mantienen mejores núcleos, con poblaciones dispersas en cabecera y tributarios de zona media. Vuelve a constatarse una vez más la depredación de ejemplares de desmán por la nutria en la cuenca del Bernesga en la cuenca del río Casares.
En la cuenca del Luna merece la pena destacar la existencia de poblaciones tanto por debajo (río Torre), como por encima de la presa de Barrios de Luna.
En el sector más occidental de la cordillera Cantábrica, la regresión hacia zonas de cabecera también queda patente en las cuencas de los Ancares (Burbia, Ancares y Púa), así como el propio Sil, Boeza y Omañas.
En el río Cúa y afluentes se aprecia un descenso notable generalizado tanto en la propia subcuenca del Cúa como en las aledañas (Ancares y Burbia). De las localidades conocidas con presencia de desmán en 2014 (16), hoy en día solamente se mantienen cuatro. Además, salvo dos puntos en la subcuenca del Burbia, el desmán parece estar restringido a la cabecera del Cúa, habiendo desaparecido de todos los puntos aguas abajo en los que estaba presente.
Esta misma situación se repite en los montes de León y la sierra de Zamora, confirmándose un importante declive en el río Ería, Valdueza y Cabrera en el lado leonés; en el Tuela, Calabor y Manzanas en la zona zamorana transfronteriza con Portugal; así como en el Tera y el río Negro en la sierra de Zamora. La subcuenca del río Castro, tributario del Tera, podría ser la que alberga mejores poblaciones en este ámbito geográfico, seguida del río Negro.
En la subcuenca del Río Negro, la especie queda restringida a las cabeceras de los ríos y arroyos, ya que no se ha encontrado presencia de desmán aguas abajo, donde sí que estaba presente en 2014.
En la subcuenca del Tera las localidades positivas se reducen de seis a dos. Además, se restringen a las cabeceras. Sin embargo, su afluente el río Requejo se mantiene en las seis localidades positivas. Por último, en la cuenca del Tuela, se pasa de ocho localidades con presencia confirmada a tres.
En el Núcleo Occidental, en el periodo 2014-2016 se confirmó la presencia de desmán (excrementos confirmados genéticamente o capturas específicas) en 93 localidades. Hoy en día, este número se ha reducido un 56,9%, habiéndose encontrado en un total de 40.
Un ávido nadador
Ecosistemas degradados y depredadores, la causa
Los resultados para el conjunto de Castilla y León confirman una regresión clara de las poblaciones de desmán ibérico, con un valor estimado para el territorio del 54 %, con un descenso cada vez mayor a las cabeceras de las principales cuencas fluviales y la desaparición de los núcleos más pequeños y aislados. Este desplazamiento se asocia principalmente a la pérdida de calidad de los ecosistemas fluviales (sequía, contaminación, barreras fluviales, incendios, etc), así como al aumento de la presencia de depredadores potenciales como la nutria y el visón americano y a los problemas genéticos derivados de la endogamia y la fragmentación de poblaciones.
Según el estudio de Biosfera, los datos apuntan una aceleración en el proceso de regresión, aunque matiza que con los datos disponibles es muy difícil establecer relaciones causa efecto que permitan actuar aplicando medidas de conservación y atajar la situación para corregir la tendencia. «La abundancia cada vez es menor, la especie cada vez está más acantonada a zonas de cabecera y cada vez resulta más dificultoso detectar su presencia», destaca.
Los autores de este estudio urgen en sus conclusiones la realización de estudios demográficos y poblacionales especialmente en el área cantábrica así como en el sistema Ibérico para caracterizar desde el punto de vista bio-demográfico y genético dichas poblaciones. También recomiendas y se recomienda aplicar medidas urgentes de conservación, incluidas el manejo de ejemplares para favorecer el intercambio genético, para tratar de evitar la desaparición de la especie de subcuencas completas, especialmente aquellas aisladas y recluidas cuya recolonización natural es prácticamente imposible.