Redactado el plan de seguridad para desescombrar la torre de Villaturiel
Los vecinos logran recuperar de los restos del derrumbe una de las tres campañas y la veleta
La empresa contratada por el Obispado de León tras el desplome de la torre de la iglesia de Villaturiel el pasado fin de semana ya está inmersa en plan de seguridad necesario para llevar a cabo el desescombro de la zona.
El compromiso del Obispado es el de recuperar el estado original de la torre, tal y como confirmó el mismo día del derrumbe el vicario general y presidente de la Comisión de Patrimonio de la Diócesis de León, Luis García.
Mientras tanto, los vecinos se afamaron el lunes en recuperar una de las tres campanas que asomaba entre los escombros, así como la veleta, para ponerlas en un lugar seguro mientras se realizan las obras. Nada se sabe de las otras dos campanas ni del reloj, que para los vecinos tiene un enorme valor sentimental.
Ahora falta por determinar en un nuevo informe los motivos por los cuales la torre se «esgrulló» como dicen en la zona, aunque todo indica a la humedad como la causa más probable.
También falta por determinar si se conserva el muro norte, que ha quedado en pie, después de que cayeran en la zona sur, este y oeste. Lo que está intacta es la iglesia, que aunque también es tapial, igual que la torre, el arco y el presbiterio, que es donde se encuentra el retablo, son de piedra.
Entre los vecinos del pueblo se mantiene la teoría de que la demolición hace 30 años de la casa del cura, que estaba anexa a la torre, por la parte delantera, ha podido contribuir a su deterioro, ya que la estructura se quedó totalmente desprotegida. También se sospecha que las obras de adoquinado hechas en el entorno han concentrado la humedad, lo que se venía notando en los últimos meses por los desprendimientos registrados en la parte inferior de la torre.
Por su parte, el alcalde de Villaturiel, Valentín Martínez, aseguró ayer que «poco a poco» los vecinos se van recuperando del susto del pasado domingo, cuando se desplomó su torre, una torre originaria de los siglos XVI-XVII, sin que afortunadamente se produjeran daños personales, aunque sí un enorme disgusto para todos.
El desplome se produjo un día antes de que comenzaran los trabajos de apuntalamiento previstos por el Obispado de León después de que se redactaran dos informes dado en avanzado estado de deterioro de la torre, y la preocupación de los vecinos por su estado.