Los productores del lúpulo exigen precios justos para la supervivencia del sector
La Ribera del Órbigo negocia nuevos contratos mientras asume altos costes de producción y presiones constantes
Editorial: El lúpulo leonés, acorralado por los costes y las plagas
Potencial
La industria del lúpulo en León atraviesa una situación delicada. La Ribera del Órbigo, la capital del lúpulo en España, concentra el 95% de la producción nacional. Este sector ha estado comercializando con la empresa alemana Hopsteiner desde 2017. Sin embargo, desde 2022, los productores denuncian que el precio acordado inicialmente ya no cubre los costes de producción.
Este año, con el contrato a punto de expirar, los cultivadores están negociando nuevos precios que les permitan al menos obtener un salario mínimo digno. Esta es una de las principales demandas de los trabajadores, que llevan toda su vida dedicados a esta labor y ahora no pueden continuar de la manera que les gustaría debido a la falta de una remuneración adecuada.
Javier Fraile, técnico de Lúpulos de León, afirma que este cultivo requiere un esfuerzo significativo de mano de obra desde la instalación de la finca y la plantación, pasando por el abonado y la brotación, hasta la cosecha y finalmente el secado y envasado. Todo este proceso lleva un tiempo promedio de un mes y medio para obtener los resultados deseados. Un proceso arduo que no está lo suficientemente valorado económicamente.
La paradoja con el lúpulo en España es que aunque una pequeña parte de la producción (8%) se exporta, el resto se destina a la industria nacional, con Nugget como principal empresa consumidora. Sin embargo, el precio del lúpulo en el mercado interno es considerablemente bajo, lo que representa una desventaja para los productores frente al mercado exterior.
Los insumos
La situación se ha complicado aún más con la guerra en Ucrania. Los productores de lúpulo se vieron obligados a comprar fertilizantes nitrogenados debido al aumento artificial del precio del gas por parte de Rusia, ya que el proceso de secado de esta cosecha consume grandes cantidades de gas. Este incremento en los costes de producción ha puesto una presión adicional sobre un sector que ya lucha con precios internos desfavorables.
Fraile abunda en que debido a la falta de recursos financieros no tienen registros sanitarios. Ante esta situación, los propios capataces están asumiendo los costes de los ensayos analíticos, que son los más caros, para que otros puedan presentar los expedientes necesarios. Actualmente, solo cuentan con dos registros sanitarios, una cifra insuficiente para competir con los estándares de Europa central, donde disponen de registros sanitarios y unas 20.000 hectáreas de producción, en contraste con las 600 hectáreas en España. La falta de registros adecuados limita el crecimiento y la competitividad del sector en el mercado europeo.
Para realizar estos ensayos, los productores de lúpulo cuentan con el apoyo de instituciones como la Universidad de León y la administración de la Junta de Castilla y León. Además, colaboran en proyectos de innovación con grupos corporativos para obtener financiación de los fondos europeos, vital para avanzar en este área.
La prolongada primavera de este año está pasando factura a los productores de lúpulo, ya que la humedad ha provocado un aumento de hongos en las plantas. Aunque estos hongos no afectan la calidad del producto final, sí impactan la producción, ya que permanecen en las raíces y pueden afectar la próxima temporada. Afortunadamente, el clima veraniego ha vuelto a ser seco, lo que ha permitido mantener la calidad del lúpulo. Gracias a estas condiciones, se ha podido entregar el producto a tiempo.