Diario de León

Ganaderos y agricultores del Valle de Curueño denuncian las restricciones severas de riego

Asaja critica la prohibición de regar por parte de CHD y advierte también del peligro de incendios

Editorial: El Curueño reclama el agua

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Publicado por
Claudia Álvarez González

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Los ganaderos y agricultores del Alto y Medio Curueño se enfrentan a una severa restricción impuesta por la Confederación Hidrográfica del Duero, que les prohíbe regar sus terrenos. Las comunidades de regantes del Valle del Curueño expresan su frustración al ver cómo el agua fluye frente a sus tierras mientras se les impide usarla para sus cultivos y pastos.

«Es desesperante ver el agua pasar y no poder utilizarla para nuestros campos, mientras otras zonas del sur continúan siendo regadas», lamentan los afectados. La prohibición, que lleva en vigor más de un mes, ha dejado a la comarca en una profunda sequía, beneficiando solo a las tierras del sur, donde sí se permite el riego.

Los guardias de la Confederación han intensificado la vigilancia y han emitido constantes amenazas a los residentes del Curueño para que no rieguen sus campos. La situación ha alcanzado niveles extremos, según han denuncian los habitantes, un trato que consideran arcaico y autoritario, sin recibir explicaciones claras sobre las restricciones impuestas.

«El valle se está secando, nuestros ganados no tienen dónde pastar ni beber, y los huertos, que hemos trabajado durante todo el año, parecen perdidos», afirman los vecinos. La falta de respuestas de los funcionarios y guardias de la Confederación Hidrográfica del Duero han llevado a los habitantes del Valle del Curueño a cuestionarse hasta cuándo deberán soportar esta situación de abandono y sequía.

La falta de agua para el riego de pastos y cultivos está teniendo un impacto devastador en el Valle del Curueño. Según José Antonio Turrado, secretario general de la Asociación de Jóvenes agricultores (Asaja), esta escasez está secando los prados y haciendo que pierdan el vibrante color verde que les da vida. Esta situación no solo afecta visualmente a la región, sino que también aumenta significativamente el riesgo de incendios debido a la sequedad de la vegetación.

La falta de agua ha llevado a una pérdida económica considerable para los agricultores y ganaderos de la zona. La incapacidad para regar adecuadamente los campos y pastos impide preparar la hierba para los ciclos de pastoreo futuros y retrasa el desarrollo de los cultivos. Esta interrupción en el ciclo agrícola tiene efectos en cadena que afectan toda la producción agrícola y ganadera, lo que a su vez repercute en la economía local.

Turrado explicó que la imposibilidad de mantener la vegetación en condiciones óptimas para el pastoreo y la siembra está obligando a los productores a enfrentarse a desafíos adicionales que afectan a un futuro próximo.

Escasez

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