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Fapas lleva a cabo un novedoso cerramiento en 21 colmenares en León que disuade al oso

Parte de los trabajos llevados a cabo en Omaña, Luna, Bierzo y Cepeda han sido financiados por Alberto de Mónaco

Editorial: El reto de los osos 'llega' a Mónaco

Los cercados se hacen con postes de madera y con mallas electrificadas. FAPAS

León

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Compatibilizar la progresiva expansión poblacional del oso pardo con el desarrollo de la actividad apícola es el objetivo de las actuaciones que desde hace meses desarrolla el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) en las zonas leonesas de los Valles de Omaña y Luna y las zonas limítrofes del Bierzo y Cepeda.

Todo comenzó con una llamada del alcalde de Riello, Manuel Rodríguez, a los responsables de esta asociación para pedirles ayuda para un vecino «desesperado» por las constantes visitas de osos a sus colmenas, con las pérdidas y los destrozos que esto supone.

Hasta ahora el oso no suponía una amenaza para estas zonas, por lo que sus sistemas de protección, si es que los tenían, estaban pensados para evitar la entrada de vacas, por lo que fácilmente eran sorteados por los osos cuya presencia es cada vez más activa en este territorio.

Fapas lleva años desarrollado con éxito un sistema de cercado en Asturias que ha demostrado ser cien por cien efectivo.

Según explica uno de los responsables del proyecto, Roberto Hartasánchez, consiste en un cierre perimetral del colmenar con postes de madera y con un mallado electrificado «más compacto» que hace que «cuando el animal se acerque a la instalación para derribarla reciba una pequeña descarga eléctrica en el morro, lo que hace que se eche para atrás y abandone sus intenciones». Los sistemas electrificado hasta ahora permitían que el oso llegara a meter la cabeza, lo que «al recibir la descarga hacía que el animal se echara para adelante y entrara, consiguiendo acceder a la miel, y ocasionando destrozos importantes», explica.

Este sistema ya ha sido instalado durante los meses de julio y agosto en 21 colmenares de la provincia este verano, lo que se ha eliminado casi de forma inmediata los daños ocasionados por los osos, para satisfacción de los apicultores.

Estos trabajos han sido realizados en parte con una ayuda de la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco, que concedió a Fapas una subvención de 12.000 euros para llevar a cabo este proyecto de cohabitación entre las actividades humanas y la conservación de la vida silvestre en la comarca leonesa de Omaña, una comarca que en los últimos años ha experimentado un notable incremento de la actividad apícola, y que a la vez esta experimentando un incremento de la presencia de osos, «sobre todo machos jóvenes con una habilidad especial para asaltar colmenas», explica la asociación.

«Nosotros no recibimos ningún tipo de financiación pública, por lo que vimos esta actividad, presentamos el proyecto y nos dieron 12.000 euros con los que hemos echando a andar este proyecto, que ahora seguimos llevando a cabo con las aportaciones de nuestros socios», explica Hartasánchez.

Al parece Alberto II de Mónaco es un profundo enamorado de la fauna silvestre, lo que le llevó en 2006 a crear esta fundación sin ánimo de lucro con el que apoya iniciativas para la investigación, la innovación tecnológica y la conciencia social sobre el medio ambiente. Se ocupa principalmente de tres campos: el Mediterráneo, los polos y los países considerados por la ONU como en vías de desarrollo, que se ven especialmente afectados por el cambio climático.

«Con este trabajo creemos que estamos alcanzando el objetivo de llevar a cabo una acción demostrativa importante que pone el enfoque en la necesidad de revisar los protocolos establecidos por las administraciones sobre los sistemas de protección de colmenares, claramente insuficientes para garantizar la protección de la actividad de la apicultura en las zonas de presencia del oso pardo», explica el responsable de Fapas, que considera que si se llevaran a cabo estas actuaciones en todas las zonas con presencia de osos se reducirían al mínimos los ataques, y con ellos los tediosos trámites para recibir las compensaciones que «arrastran meses y meses de retraso».

Todas las comunidades donde habita el oso pardo, Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León, han apostado hasta ahora por establecer únicamente un sistema compensatorio de ayudas una vez que el oso ha destruido las colmenas de los apicultores, «una alternativa que estamos comprobando no satisface a los apicultores, los cuales lo que quieren es no tener daños», explican.

La anulación de los daños, o al menos, minimizar estos al máximo, solamente se consigue a través de los trabajos de prevención como el que Fapas está llevando a cabo con su alternativa de realizar cierres de protección eficaces. «Nosotros seguiremos insistiendo en esta línea de trabajo que consideramos más eficaz tanto para la protección de los colmenares como también para la del oso», concluye Hartasánchez.

Protección ineficaz

La asociación pone el foco en la necesidad de que las administraciones actualicen sus protocolos

Mensaje

Eliminar o minimizar los daños solo se consigue con trabajos de prevención

Desde Mónaco

El monarca creó una fundación en 2006 para apoyar iniciativas de convencia con la fauna

Los cercados se hacen con postes de madera y con mallas electrificadas. FAPAS

«El aumento de la población de osos y el desarrollo de la apicultura no son incompatibles»

La intensa actividad que viene desarrollando Fapas en la provincia de León ha llevado a la asociación de establacer una sede en el territorio, concretamente en la localidad de Valbuena de la Encomienda. Desde allí programa todas las actividades que se realizan en el territorio como reuniones o charlas con los apicultores de las zona. Dado que en estos lugares los reciente ataques de los osos a las colmenas habían ocasionado cierto rechazo y preocupación entre la población, Fapas inició una serie de charlas y demostraciones de cómo llevar a cabo el cerramiento de los colmenares. «De lo que se trata de hacerles ver que el aumento de la población de osos y el desarrollo de la apicultura no son incompatibles, solo hay que tener voluntad para llevar a cabo medidas», explica Roberto Hartasánchez.

Lo primero que se hizo fue poner en conocimiento de los apicultores los desplazamientos del oso en estas comarcas al sur de la cordillera Cantábrica. Sus visitas a los colmenares está demostrando que no son hechos casuales, sino que su presencia representa ya un asentamiento más constante es estos territorios donde el oso había dejado de estar presente hace ya muchas décadas. Después se les explica como realizar el perímetro de seguridad del colmenar, los soporte para construir el cierre y la manera de colocar la tela metálica electrificada.