Los lobos matan 21 ovejas a un ganadero en el mes de agosto en los montes de Adrados
Verónica y Víctor, con tres hijos, apostaron hace unos años por volver al pueblo como ganaderos y están desesperados
Editorial: Conflicto dañino sobre el lobo
Verónica y Víctor son una pareja que hace unos años apostó por vivir en el pueblo de ella, Adrados, en el municipio de Boñar. Tienen una hija de tres años y unos mellizos de un año. Pero no son noticia por ser familia numerosa. Víctor decidió dedicarse a la ganadería y desde hace tiempo sufre el constante ataque de los lobos. Le llevan matadas 21 ovejas y otras 17 no las ha podido encontrar aún. «Esto es insoportable. Llevo el mes de agosto que me han matado 21 ovejas. Las últimas cuatro me las mató el jueves a cien metros del pueblo de Adrados en fincas particulares». Su ganadería está formada por 70 vacas y ovejas. «Había doscientas y pico y me quedan unas 140. Vaya panorama», afirma desesperado.
Respecto a las indemnizaciones precisó que tardan mucho en pagar y no cubren lo que representa el animal en vivo. «Tengo tres niños pequeños que de lo que comen es del ganado». Cometa Victor García que vienen en manadas ya que uno de los días habían dejado una oveja entera muerta. «Puse una cámara nocturna y a las once de la noche bajaron al menos tres lobos y se ve cómo se llevan la oveja».
Confía en que se dé una solución cuanto antes sobre el lobo ya que «de lo contrario acabará con los ganaderos. Cada vez hay menos ganaderos en los pueblos y los jóvenes que apostamos por los pueblos estamos casi en extinción, si no acaba con nosotros antes el lobo». Pide que los políticos se trasladen a los montes y conozcan de primera mano la problemática con el lobo. «Siempre se convivió con el lobo y no hubo ningún problema. Lo que sucede ahora es que al no poder cazarse, hay tantos que tienen que comer y lo fácil para ellos es el ganado».
La Junta de Castilla y León lleva años luchando para que la Comunidad Económica Europea permita un control sobre esta especie pero las negociaciones políticas no están dando el resultado que los ganaderos quieren. «El futuro es muy incierto», comenta Victor García.
La labor de ganadero ya es complicada de por sí en el pueblo de Adrados donde Victor sube todos los días un par de veces a ver el ganado por un camino destrozado por el agua y con falta de conservación. Adrados es uno de los pueblos del municipio de Boñar que no tienen junta vecinal. La gestión es realizada por el Ayuntamiento que recientemente hizo la subasta del coto en el que se encuentra los terrenos de Adrados. «No recibimos nada por la conservación de los caminos, así que la subida diaria al monte se hace muy difícil».