El misterio de los huesos 'cosechados' en Valdemorilla
El hallazgo siembra la polémica por la adjudicación del terreno a un propietario particular
La nueva parcelación saca a la luz los restos de una antigua ermita y del viejo cementerio de Valdemorilla, pedanía del municipio de Izagre, en la comarca de Los Oteros, en el extremo sur de la provincia de León, ya lindando con la de Valladolid.
Pero el hallazgo no ha estado exento de cierta polémica. ¿Qué se va a hacer con los huesos que han aparecido? ¿Cómo es posible que la Junta diera a un particular para su cultivo una parcela en un terreno en el que todo el mundo sabía que en su día estuvo ubicado tanto el mencionado templo como el viejo camposanto?
Tras un intenso trabajo de campo y después de recabar las opiniones e informaciones de algunos vecinos, así como de la presidenta de la junta vecinal de Valdemorilla, María Felicidad Alonso, y del alcalde Izagre, Enrique Santervás, este artículo pretende responder a esas y otras preguntas y explicar lo sucedido.
La localidad de Valdemorilla está inmersa en el proceso de concentración parcelaria del área de Los Oteros. Tras los correspondientes trámites administrativos habituales, se hicieron públicas la nuevas parcelas y se abrió el preceptivo periodo de reclamaciones.
Normalmente en los alrededores de los pueblos se dejan los terrenos ‘sobrantes’ o de ‘desconocidos’ que posteriormente suelen pasar a propiedad de las administraciones locales (juntas vecinales o ayuntamientos).
Tras una de las reclamaciones, a un particular se le adjudicó la parcela ‘de la discordia’, una finca cercana al casco urbano de Valdemorilla en la que todo el mundo sabía, porque muchos llegaron a conocer al menos sus ruinas, que allí hubo en su día una ermita y al lado un cementerio.
Hace unas semanas, cuando el nuevo propietario comenzó las labores de arado para preparar el terreno pasó lo que tenía que pasar. De la tierra afloraron cascotes, trozos de tejas y alguna roca de sillar del templo. Y también huesos. Restos de cráneos, fémur y otros. Restos que siguen sobre el terreno sin que prácticamente nadie sepa qué hacer con ello. Restos que anuncian que bajo la tierra tiene que haber muchos más ya que el arado apenas penetra treinta centímetros.
El propio particular dio aviso a la Guardia Civil, que envió a la Policía Científica para su análisis.
La propia junta vecinal de Valdemorilla ya pidió a la Junta de Castilla y León que esa parcela quedase para el pueblo puesto que la ermita perteneció a una cofradía, la de la Santa Cruz, prácticamente desaparecida por falta de relevo generacional. Otros dicen que era la cofradía del Cristo; incluso alguien llegó a extender el rumor de que era de una cofradía de Albires.
El propio vecino al que se adjudicó la parcela parece que tampoco la quiere, tanto por su cercanía al pueblo como por los restos de la ermita y del cementerio; y también ha solicitado a la Junta de Castilla y León que le sea adjudicada en otro lugar.
Ante esta tesitura, de que la junta vecinal quiere el terreno y el nuevo propietario no lo quiere, parece que la Junta de Castilla y León accederá a tales peticiones, quedando solucionado el problema de la propiedad.
Pero aún nadie sabe qué pasará con los huesos. Hay quien dice de llevarlos a una fosa común en el actual cementerio. Algún vecino afirma que muchos pertenecen a niños que murieron en torno al año 1919 por la ‘Fiebre Española’; pero no son más que conjeturas.
Lo cierto es que a día de hoy, los restos siguen sobre la tierra. Llaman la atención algunos trozos de cráneo o lo que parece ser un fémur que da la impresión de querer salir del terreno.
En definitiva, un caso curioso y un tanto polémico, que sucede cuando se mueve la tierra.