Valsemana ya es centro de referencia nacional del oso
Cova y Barniedo se preparan para volver al medio natural este mes tras su completa aclimatación en semilibertad
Casi un mes después de que fuera trasladado al recinto de aclimatación de osos de Valsemana, Barniedo ya está preparado para su retorno al medio natural. Este osezno de diez meses, y que ya pesará unos 30 kilos, ya está plenamente recuperado de las heridas que el pasado 2 de agosto le llevaron al Centro de Recuperación de Especies Silvestres (CRAS) de Valladolid. El animal sufrió quemaduras en sus patas, posiblemente como consecuencia de un incendio forestal en Boca de Huérgano, y fue rescatado posteriormente en Barniedo de la Reina y trasladado para su curación. Tras recibir el alta en Valladolid, el plantígrado fue trasladado a Valsemana, al cercado que la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León tiene ubicado en esta espectacular dehesa del municipio de La Ercina, y que desde el 2019, funciona para favorecer que osos rescatados del medio natural, o bien con heridas, como Barniedo, o porque son abandonados por sus madres, se preparen de forma totalmente autónoma para volver al medio natural.
En esta misma situación está Cova, la osezna recogida el 4 de abril en la zona asturiana de Cubia-Proaza, y que comparte espacio con Barniedo. Es la primera vez que dos osos comparten esta osera, de cerca de una hectárea de superficie. «Consideramos que era una buena idea, siendo más o menos de la misma edad, para que socializaran, y llegado el momento, liberarlos juntos, pero no ha sido así, casi no han interactuado, tampoco en el sentido negativo», explica David Cubero, jefe de Servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna, en la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, que anunció que los dos osos ya están preparados para salir de Valsemana. «Esta semana nos reunieron con nuestros compañeros de Asturias y tomaremos una decisión, pero casi seguro que los liberemos por separado, en las zonas donde fueron rescatados», matiza.
Los buenos resultados que ha cosechado Valsemana desde 2019 lo avalan ya como «un referente nacional» para la recuperación de ejemplares rescatados. Desde ese año, ya son cinco los osos que han pasado por las instalaciones, y a falta de conocer el futuro de Barniedo y Cova —que se llaman así en deferencia a sus pueblos de origen, —todos han sobrevivido y retomaron su vida en el medio natural con total normalidad. Todos los ejemplares salen radiomarcados y con sensores GPS para monotorizar su actividad en el medio natural y obtener información sobre su comportamiento. «Lo que vigilamos con estos dispositivos es que una vez liberados se alimentan por ellos mismos con normalidad y no se acercan a los núcleos urbanos», explica Cubero. POr motivos de seguridad, estos dos osos más pequeños no llevarán collar, si no que se les pone un emisor de pelo, que aguantará hasta que muden el pelaje, y con el que se aseguran que están en perfectas condiciones tras la suelta.
El primero oso que llegó a las instalaciones fue Saba, en 2019; a continuación, Éndriga, en 2020; el osezno Martín, procedente de la localidad leonesa de Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, en 2022; y ahora Cova, y Barniedo.
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Sin casi contacto
Corzo, fruta y bellotas para coger fuerzas para el invierno
Son dos los cercados oseros con los que cuenta Valsemana. Uno de ellos, de cerca de una hectárea, es el que cuenta con un sistema de circuito cerrado de cámaras, con agua natural gracias a un reguero, y con todas las medidas de seguridad para que nadie entre en estas instalaciones, y los osos no perciban ni la más mínima actividad humana a su alrededor. Cada tres días, agentes de la consejería les introducen alimentos con el máximo cuidado para no ser vistos. De hecho, les lanzan la comida desde varios puntos para que no sepan desde donde les viene, y no se acostumbren a «conseguir» la comida en un mismo punto. Ayer el menú era variado. Piezas de corzo —Valsemana tiene una de las reservas más importantes de España de este animal— manzanas y peras —estas traídas de excedentes del Bierzo— y bellotas y otros frutos silvestres recogidos por las patrullas oso en otros puntos de la provincia. «Ahora es muy importante la alimentación de cara al invierno, ya que se tienen que preparar para hibernar, y en invierno no es tan fácil que encuentren comida», explica el agente encargado de sus cuidado, cara a la próxima puesta en libertar de los dos ejemplares.
Después de lanzar cuidadosamente la comida, el agente regresa a unas dependencias de la dehesa donde están los monitores desde donde se controla la actividad de los osos. En esta ocasión, se pudo observar con mucha nitidez como Barniedo se van encontrando con la comida, la selecciona, la guarda, la come con tranquilidad, y luego se sube a un árbol a juguetear con las ramas. «Es lo que más le gusta, no le busques en el suelo que este siempre está por las alturas. Ella en cambio no», comenta el agente en referencia a Cova, que en esta ocasión no se dejó ver. El ‘gran hermano’ llega a su fin, ya están preparados para volver a su entorno natural.