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El centro de cría de Valsemana logra una tasa de supervivencia de pollos de urogallo del 80%

Este año se han sacado adelante 40 ejemplares, el doble que el año pasado, entre ellos, el primer cantábrico nacido en cautividad

El centro ya cuenta con 40 ejemplares, de los que 32 son de origen cantábrico y ocho pirenaico. RAMIRO

León

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Valsemana va poco a poco sentando las bases para la recuperación de la que ya se considera la especie más amenazada de la península ibérica, y cuya única esperanza está en la cría en cautividad.

Durante este tercer año, el Centro de Cría del Urogallo de Valsemana ha conseguido afianzar el stock genético de la especie, que «es uno de los objetivos principales del proyecto», explica su director, Gabriel de Pedro. De hecho, ya se cuenta con cuarenta ejemplares —50% machos, 50% hembras— de los que 32 son de origen cantábrico y ocho pirenaicos, aunque ya se trabaja con ambas poblaciones como una única unidad de manejo. «No todos son reproductores, porque no todos se adaptan a la cría en cautividad», explica De Pedro que concreta que el objetivo marcado es alcanzar los 80 ejemplares de los que cincuenta sean «cien por cien reproductores».

De momento, y con toda la cautela que requiere este tipo de proyectos, se están dando pequeños grandes pasos para conseguir los objetivos marcados, como por ejemplo aumentar la tasa de supervivencia de los pollos tras la eclosión que ha pasado del 50% del año pasado al 80% actual. Todo gracias a una mejora en las técnicas de inseminación, con las que este se ha conseguido que el 77% de los huevos inseminados salieran adelante, de incubación, pero también gracias al «meticuloso» trabajo realizado por el personal del centro, y una mayor habilidad en todo el proceso.

De hecho, se ha trabajado mucho en la alimentación en los primeros meses de vida del pollo. «Durante el primer mes el 80% de lo que comen son insectos que nosotros mismos recogemos, ya que son insectívoros durante las primeras semanas, después se les incorpora la vegetación con ramas de abedules, haya, avellano, también recogidas por nosotros», concreta el director.

Un ejemplo de todo este trabajo es Corbachón, el primer urogallo cantábrico nacido en el centro, y que es actualmente un espectacular ejemplar, al que están siguiendo otros muchos. «Todo esto se consigue a base de mucho esfuerzo, de dedicación plenamente vocacional que tenemos todas las personas implicadas en este proyecto y también graciaa a la colaboración con otros centros, como el Inia-CSIC en temas de reproducción artificial, con el equipo liderado por el doctor Julian Santiago, y en mejora del conocimiento genético con el IBE-CSIC, con Jose Castresana al frente», concreta el director.

Y es que Valsemana es centro de referencia internacional en el estudio del urogallo, cuyo conocimiento es actualmente muy escaso. El centro leonés mantiene relaciones con el Gobierno de Francia, para afianzar conocimientos en la recogida de puestas de campo, y en sistemas de manejo y captura, así como con un centro de referencia de cría en cautividad ubicado en Polonia. De hecho Valsemana ya ha firmado como centro de divulgación y conocimiento, los primeros artículos científicos en revistas internacionales y ha participado en congresos internacionales donde exponen sus conclusiones sobre etología y habituación, o sobre cuestiones sanitarias en el proceso de inseminación y incubación, que han sido vitales para aumenta el grado de supervivencia.

Por el momento, la suelta de ejemplares al medio natural no se contempla a corto o medio plazo. «Un centro de cría, de cualquier especie en peligro de extinción, empieza está maduro a partir diez años, por lo que hasta no tengamos más afianzado el stock genético no contemplamos esta medida».

Centro de referencia

Valsemana comparte sus experiencias en congresos internacionales y en revistas científicas

De Pedro, en la cocina donde se prepara la comida para las aves.  RAMIRO

Detalle de uno de los ejemplares del centro.. RAMIRO

A finales de año se publicarán los datos del último censo oficial

Son muchas las esperanzas puestas en el proyecto iniciado hace tres años en el Centro de Cría del Urogallo, ya que los últimos datos oficiales de 2019 apuntan a la existencia de solo 292 ejemplares, que sobreviven en un área de distribución de 350 kilómetros cuadrados de la cordillera cantábrica. El 80% de ellos (233), se localizaban en Alto Sil y Omaña y el 20% restante (59), en Asturias.

A finales de este año se presentarán los datos del último censo genético realizado, con el que se conocerá el estado actual de la especie. «Tenemos cierta esperanza de que los datos sean algo mejores porque se está haciendo un trabajo muy importante en el medio natural para favorecer la supervivencia de la especie», explica Gabriel de Pedro. Por eso insiste que es muy importante la labor realizada de desbroces selectivos para abrir el monte, la deslocalización de depredadores, y mantener los usos tradicional , como la ganadería extensiva, y los manejos forestales.