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Elisa Inyesto: «La desaparición de la figura del juez de paz es muy difícil en lugares con mucha población»

La titular de San Andrés cree que sus funciones las pasarán a hacer los secretarios de los ayuntamientos

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León

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La jueza de Paz de San Andrés del Rabanillo, Elisa Inyesto, que lleva ejerciendo esta labor desde el año 2006, afirma que la figura de juez de paz no debería desaparecer totalmente, ya que en municipios con mucha población, de más de 20.000 habitantes, «sería necesario», aunque reconoce que en la provincia de León hay muchos lugares con juzgados de instrucción y primera instancia. Considera que la desaparición de esta figura «es muy difícil» porque hay muchos lugares que no están digitalizados, como es el caso de San Andrés. De desaparecer esta figura, Inyesto considera que las labores que ejercen pasaría a realizarlas el secretario, que «las podría hacer perfectamente», unos trabajos que pasan por firmar certificaciones del registro civil y celebración de matrimonios civiles.

La persona buena del pueblo

Antes se elegía como titular del cargo a «la persona buena del pueblo». Hoy la deciden casi siempre los ayuntamientos

Esta jueza de paz recuerda que antiguamente había conciliaciones y juicios de faltas, pero todo eso cambió ya que el juez de paz «no tiene por qué saber derecho». La verdad es que esta figura era representada por la «persona buena» del pueblo que antes era elegida por el concejo. «Ahora lo elige el ayuntamiento, y ponen a quien ellos quieren». Se trata de una plaza que se convoca cada cuatro años y en San Andrés en esta última ocasión «no se presentó nadie», señala.

A quien ocupe el cargo le abonan la cantidad designada en función de los habitantes del municipio, una cifra variable que en municipios de más de 20.000 habitantes, como San Andrés, supera los mil euros cada tres meses, pero que en ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes desciende considerablemente. Quien paga es el Consejo General del Poder Judicial, «en concepto de gratificación». La persona designada en ese puesto tiene una jubilación pero le restan una parte de su jubilación laboral, «algo que no entiendo porque es tan solo una gratificación no una nómina», argumenta Inyesto.

Entre las dificultades de las tareas diarias señala que no tienen oficina, pero que «si la gente que tienes en el despacho como el secretario u oficial de juzgado, que son los profesionales, son buena gente no hay problemas».